El inicio tóxico de los relojes luminosos
El primer reloj luminoso data de 1910, y no tardó en adquirir gran demanda, principalmente para las fuerzas armadas durante la Primera Guerra Mundial. Sin embargo, el efecto se lograba con el producto de una mezcla de radio y sulfuro de zinc, algo que –afortunadamente– hoy sabemos que es un compuesto radiactivo y altamente peligroso.
La evolución tampoco fue tan saludable. Al eliminar esa mezcla, la narrativa común nos sugeriría que las manufacturas optaron por elementos más saludables… pero no. En su lugar, usaron tritio, otro material radiactivo, aunque menos que el original. Fue hasta la década de los noventa que se desarrollaron alternativas seguras como la fotoluminiscencia y la electroluminiscencia.
La llegada de Super-LumiNova
Super-LumiNova como marca surgió en Japón durante la década de los cuarenta, en plena Segunda Guerra Mundial. Kenzo Nemoto, un hombre que tenía una empresa de pintura luminosa y prestaba sus servicios al ejército, comenzó a pintar relojes de pared y de muñeca, y tuvo tanto éxito que fundó Nemoto & Co, una empresa que, después de décadas de investigación, en 1993, creó LumiNova, un pigmento que usaba una innovadora tecnología llamada fosforescencia. Como buen empresario, Nemoto patentó su invención y dio licencias a otros fabricantes para su producción y distribución. Entre esos fabricantes, la firma suiza RC Tritec AG se encargó de llevar esto al país de la alta relojería bajo el nombre de Super-LumiNova. El resto es historia.
¿Cómo funciona el Super-LumiNova?
Hoy en día puedes ponerte un reloj luminoso con la paz y tranquilidad de saber que no te etás matando lentamente en pro de una visibilidad a prueba de todo. Super-LumiNova está hecho con materiales suizos, resistentes a muchos cambios en el ambiente y alineados con criterios establecidos por la Agencia Europea de Químicos.
El Super-LumiNova se vende en polvo de distintos colores y su funcionamiento se explica de manera similar a como funciona una pila solar. Cuando el material luminoso se expone a la luz –en este caso no importa si es el sol o un foco– se activa y permite la emisión de luz. A esto se le llama fotoluminiscencia (si queremos vernos más químicos, es la interacción entre un electrón y un fotón). Además entra en juego un material llamado aluminato de estroncio, que hace que el pigmento emita un brillo intenso al estar cargado.
El pigmento, como base, sólo existe en azul, verde, violeta, blanco, amarillo, naranja, rosa y azul ultramar. Sin embargo, Tritec también puede hacer pigmentos personalizados para marcas que necesitan tonalidades específicas. Antes, en tiempos LumiNova, sólo se usaban el azul y el verde, por un tema de sensibilidad del ojo. Sin embargo, ampliar la gama de colores fue algo muy importante para la industria relojera, pues así aumentaban las posibilidades en cuestión de diseño.
Además de la variedad de color, existen niveles de gradación, que más que a la intensidad del brillo, se refieren a la calidad: el más básico es el standard grade, sigue el Grade A, y el más avanzado, el Grade X1
¿Y si no es Super-LumiNova?
La alternativa son los tubos de gas tritio, que, como su nombre lo indica, son tubos de tritio cubiertos con fósforo. Cuando el gas libera electrones, el fósforo se estimula y produce una luz que puede durar incluso más de una década. A diferencia del Super-LumiNova, que es un polvo, aquí es –de nuevo– un gas que se encapsula en un tubo y se ajusta a una esfera. Otra distinción es que el tubo no necesita cargarse con luz (ni con alguna otra cosa).