González Iñárritu fue mentor en 2014-2015, periodo en el que Rolex también invitó al escritor canadiense Michael Ondaatje, el arquitecto suizo Peter Zumthor, el artista plástico danés Olafur Eliasson, la diseñadora estadounidense de iluminación teatral Jennifer Tipton y el coreógrafo ruso Alexei Ratmansky. Hoy recuerda que dudó en aceptar la invitación, porque siempre se ha considerado un mal estudiante y un mal maestro.
“Mi capacidad de transmitir conocimientos está muy limitada por mis propias experiencias, porque, aunque leo mucho y veo películas todo el tiempo, aprendo las cosas al hacerlas y equivocarme”, afirma. “Me han invitado a dar cursos, pero sé que no tengo la metodología que se necesita para articular mi proceso y comunicárselo a alguien más. Cada una de mis películas es una ecuación distinta que he tenido que entender y resolver, y que es completamente inútil para la siguiente película. Y eso me gusta. No quiero comprender ni registrar mi proceso, siento que me aburriría mucho”.
Cuando Rolex me lo propuso, fue con la idea del mentor como esa tradición renacentista de pasar el conocimiento a los discípulos para que trascienda el paso del tiempo, sin individualismos
Lo ayudó a convencerse que su visión en este tema coincide con la de la marca. “Cuando Rolex me lo propuso, fue con la idea del mentor como esa tradición renacentista de pasar el conocimiento a los discípulos para que trascienda el paso del tiempo, sin individualismos”, explica. “Antes, los artistas eran devotos de la obra y su trabajo era sólo una pieza de un todo artesanal. En cambio, hoy el arte se trata de la persona que lo crea, casi que la persona es el arte, por eso es tan limitado”.