Desde Monterrey, Nuevo León, Sahir Montoya se ha convertido en una de las figuras jóvenes y auténticas del regional mexicano. Cantautor de corridos y espíritu inquieto, su camino no arrancó entre estudios profesionales ni con padrinos de la industria, sino con una estudiantina y una guitarra.
De TikTok al Pal Norte: Sahir Montoya y la nueva cara de los corridos bélicos

Años después, tras insistir con videos en YouTube y TikTok, su carrera tomó fuerza con el proyecto Bélico Indie Vol. 1, una plataforma que reunió a nuevas voces del género conocido como “corridos bélicos”.
La historia de Sahir, originario de Monterrey, Nuevo León, no es distinta a la de muchos artistas emergentes, pero la forma de contarla lo distingue. “La primera canción que me salió completa fue Te Metiste, de Ariel Camacho”, recuerda con respeto y nostalgia.
Toda la nueva generación estamos influidos por Ariel Camacho
“De él me llevo todo, la manera de tocar, de cantar, los corridos, las letras. Toda la nueva generación estamos influidos por Ariel Camacho”.
De los virales al escenario grande
Esa influencia, sin embargo, no lo limita. El artista de 20 años tiene una forma particular de plantarse frente al micrófono, con una voz que no duda en asumir riesgos. “Lo que yo traigo en las canciones es una voz con huevos, con fuerza”, dice sin rodeos.
Esa frontalidad se refleja tanto en sus letras como en su actitud: le gusta experimentar, se deja llevar por el reggaetón, la electrónica, los covers mexicanos y lo que venga, pero siempre vuelve al corrido, como quien vuelve a casa.
Aunque hoy lo reconocen en centros comerciales, mercados o festivales, no olvida lo difícil que fue empezar. Durante la pandemia subía video tras video a TikTok, sin que nada pasara. “No pegaba nada. Hasta te agüitas, dices, ‘¿qué pasó?’”, confiesa.
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Justo cuando estaba por rendirse, uno de esos videos se volvió viral. Fue su primer gran momento, y lo describe como “volver a nacer”. Ese giro inesperado dio paso al disco Diamantado, un proyecto variado y ambicioso, con corridos arremangados, baladas de amor y más de una sorpresa.
Y todo comenzó con La P-90, la canción que lo puso en el mapa. “Ahí vimos que ese era el camino”.
Hoy, cuando su música suena en coches, en fiestas y en tiendas, Sahir todavía se sorprende. “Una vez estaba comiendo un helado en Dairy Queen y escuché mi canción desde una tienda de gorras. Dije, ‘a la madre’, y desde ahí empecé a escucharla en todas partes. La gente me reconoce, me pide fotos, hasta en el mercado Sonora”.
Ese reconocimiento lo llevó también al escenario de Pal Norte, uno de los festivales más grandes del país. “Era uno de mis muchos sueños. Estar ahí, en los camerinos, compartir con otros artistas, fue increíble”.
Más que competencia, respeto y futuro
Yo más que competir, quiero colaborar, convivir, aprender
Aunque ahora convive con figuras que antes admiraba desde lejos, Sahir no piensa en competencia. “Cada quien tiene lo suyo. Yo más que competir, quiero colaborar, convivir, aprender”.
Sobre sus próximos lanzamientos, responde con entusiasmo. Pide que escuchen su disco completo, pero también, adelanta que lo que viene será aún más potente: un Sahir Montoya renovado, más profesional y listo para dar el siguiente salto.
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Y si hay algo que quiere dejarle a quienes apenas comienzan, es un mensaje casi como una advertencia con cariño: “Siempre va a haber gente que te quiera frenar, pero también va a haber quien te quiera ayudar. Hay que estar dándole, dándole, dándole. Todo llega, pero sí es mucho trabajo, mucha dedicación, mucha perseverancia. No hay otro camino más que ese”.
Antes de cerrar, no duda cuando se le pregunta con quién habría querido compartir un escenario, o al menos haberlos visto en vivo. Sahir lo tiene claro: Ariel Camacho y Valentín Elizalde. “Hubiera querido verlos en concierto, o hacer una colaboración con ellos. Para mí, eso hubiera sido un sueño”, finaliza.