Una fotocopiadora preside la sala mientras Carlos Amorales, rodeado por sellos minuciosamente ordenados en las estanterías de sus paredes, recorta símbolos que parecen sacados de un códice arcano y los pega en hojas de papel. “Estoy haciendo unas partituras que tocarán cinco músicos”, comenta sin dejar de mirar estos signos, alineándolos.
Cada símbolo corresponde a una letra y cada letra, a una de las 54 ocarinas que se escucharán en la próxima
El artista mexicano siempre ha explorado todos los formatos, exceptuando la pintura, y asegura que la cuestión de clasificarse con uno solo nunca le llamó la atención. “Siempre me han interesado muchas más cosas, como la cultura pop o el rock...”, explica.
Es por eso que ha hecho cosas tan dispares en su carrera, como crear el sello discográfico
Tipografías imposibles
RECONOCER LO CONFUSO
“Esta tipografía la comisioné a una diseñadora con el encargo de que la pudieras entender y no. A mí me recuerda al armenio o al idioma de Azerbaiyán”.
LA VIDA EN LOS PLIEGUES
“Para La vida en los pliegues utilicé recortes de papel y los combiné por niveles hasta que fueran paisajes o personajes. Son sellos creados con sellos”.
SIMBOLOGÍA UNIVERSAL
“Aquí busqué desde imágenes mitológicas hasta el Gato Félix −ése fue el límite− para trazar sus estructuras esenciales y componer estos símbolos”.
EL MANIFIESTO FUTUROCOMUNISTA
“Estos sellos son partes de manifiestos clásicos de todos los tipos: fascistas, comunistas, futuristas o surrealistas. Así, puedes hacer un manifiesto de manifiestos que se contradice”.
ABSURDIDAD POLÍTICA
“Aquí hay puras siglas de partidos políticos latinoamericanos que, al juntarlos, crean palabras sin sentido o glosolalia, algo que hacemos borrachos. Por ejemplo, UNIR con PRI crea UNIRPRI”.