En este año en el que nos reconociliamos con la comodidad, también nos reencontramos con la belleza impredecible y única que hay en los detalles. Una cosa es cierta sobre la serie de aprendizajes que hemos tenido en esta pandemia: la mayor parte de ellos están relacionados con la forma en que vivimos nuestro día a día en eso que llamamos intimidad. Sí, incluso si por el tipo de trabajo que tenemos o las necesidades de traslado de éste, hemos aprendido a darle un peso nuevo a eso que vivimos en los espacios que consideramos nuestros.
Y es que por más felices que seamos en los outfits más producidos, este año nos dimos cuenta de que no hay colección de ropa de alta costura o traje cortado en Saville Row que pueda ofrecernos la misma felicidad que esas piezas del wardrobe que nos recuerdan que la felicidad es posible: porque nos abrazan, porque parece que nos arropan o por el mero hecho de que están pensadas para ello.
Por suerte, además de todo, este año muchas marcas entendieron que de eso va la vida y no solo vimos sus efectos en las pasarelas internacionales, lo vimos también en las editoriales de moda y obvio en los pocos escaparates que tuvimos oportunidad de ver. Pero afortunadamente lo vimos también en nuestras casas. Un ejemplo de ello son las Crocs Tye Dye que llegaron para recordarnos que son el calzado favorito de las personas que necesitan comodidad todo el tiempo, como esos héroes a los que llamamos médicos. Pero esta vez, con un giro inspirado en una de los métodos artesanales de tintura más famosos del mundo. La sorpresa vino en forma tres modelos, ya disponibles en México.