El pelo –en cualquiera de sus modalidades– es una de las mayores complicaciones de belleza en la vida de un hombre. Barbas que crecen como parches, calvicie prematura... el pelo es una de esas cosas que nos recuerdan que no siempre podemos tener lo que queremos. Sin embargo, el minoxidil (conocido comercialmente como Rogaine) llega a demostrarnos que, a veces, podemos salirnos con la nuestra si recurrimos a la ayuda correcta. Aquí te decimos cómo usar minoxidil en tu rutina de grooming.
Cómo usar minoxidil en tu rutina de grooming
¿Qué es el minoxidil?
El minoxidil es un medicamento que originalmente se usaba de manera oral para tratar la hipertensión arterial, pues tiene un efecto vasodilatador. Sin embargo, a medida que pasaba el tiempo, los doctores que administraban y recetaban esta mediciana comenzaron a notar que a un porcentaje considerable de sus pacientes comenzaba a salirles vello. Y aunque esto solía ser una queja, fue una oportunidad para la ciencia. Así, la sustancia se procesó en una solución hidroalcohólica, que hoy se usa para tratar casos de alopecia en hombres y mujeres.
¿Quién puede usar minoxidil?
Cualquier persona que sufra de alopecia o caída del pelo es candidata a usar minoxidil, mientras no esté en tratamiento para hipertensión o presente problemas cardiacos. Existe en distintas concentraciones. Para hombres, la usual es de 5%, mientras que a las mujeres se les recomienda una concentración menor para evitar que les crezca vello facial. El minoxidil, en cualquiera de sus presentaciones, debe usarse de forma continua, ya que, de suspender su uso, sus efectos disminuyen. El minoxidil puede dar resultados muy satisfactorios. Sin embargo, la disciplina es clave.
Efectos secundarios
Entre el 5 y 10 por ciento de los usuarios de minoxidil han tenido crecimiento de vello no deseado al experimentar con la sustancia. Además, se han reportado esporádicamente reacciones de hipersensibilidad, dolores de cabeza y mareos.
¿Cómo se usa el minoxidil en la barba?
1. Lava tu cara con un jabón de pH neutro. Es muy importante el tema del jabón, pues el minoxidil tiene sustancias irritantes, que precisamente son las que causan algunos de los efectos secundarios. Usar jabón neutro, la piel mantiene su pH óptimo, y disminuye la posibilidad de irritación.
2. Aplica la cantidad recomendada de minoxidil. Usualmente, ésta es de 1 ml, en la zona en la que crece la barba. Normalmente, el producto que elijas tendrá un gotero con un indicador de cantidad, así que no es nada difícil atinarle a la dosis. Lo mejor es que la apliques en tus dedos y que luego la distribuyas en la zona de la barba. Así es más fácil que te asegures de cubrir todos los puntos importantes. En este sentido, también podrías optar por usar una versión de minoxidil en espuma.
3. Deja que la piel absorba el minoxidil. Advertimos: es una espera de aproximadamente cuatro horas. Sin embargo, vale la pena; hay estudios que demuestran que mientras más tiempo dejes que tu piel absorba la sustancia, mejores serán los resultados. Si tienes prisa, espera al menos una hora. ¿Una opción aún mejor? Aplícalo en la noche y déjalo mientras duermes.
4. Lávate la cara. Hazlo no más de cuatro horas después de haber aplicado el monoxidil para evitar que se te reseque la piel (recuerda que tiene alcohol). Si lo usas para dormir, lávate la cara en cuanto te despiertes.
5. Hidrátate. El minoxidil daña la piel (irritación, resequedad). Por eso, es importante usar una crema hidratante con componentes como ácido hialurónico.
Para mejores resultados, haz este proceso dos veces al día. Deberías notar cambios significativos en aproximadamente cuatro semanas.
¿Cómo usar monoxidil para la caída del cabello?
1. Prepárate. Asegúrate de tener el cabello y cuero cabelludo secos.
2. Aplica el minoxidil. Llena el gotero hasta la marca de 1 ml, y aplica la dosis en la coronilla. Algunos usuarios recomiendan dividir la cabeza en cinco o seis secciones y aplicar una gota en cada parte.
3. Masajea tu cuero cabelludo. Abarca toda la zona de crecimiento del pelo para una mejor distribución.
4. Deja reposar al menos cuatro horas. Es decir, durante todo este tiempo, no te vayas a bañar, nadar ni cualquier actividad que involucre agua.