Quejas
La demanda se ha disparado, y también las quejas por la posición casi de monopolio de Live Nation y Ticketmaster.
Durante años, los asistentes a conciertos se han quejado de tarifas ocultas, aumento de los costes, proliferación de revendedores y limitación de entradas debido a la preventa.
Las quejas volvieron a surgir este año tras el fiasco de la venta de entradas para la gira de Swift que provocó virulentas críticas por el monopolio y encendidos llamados para que se disolviera la empresa.
"El monopolio vertical integrado tiene muchos efectos dominó en términos de precios", dice Andrew Leff, veterano de la industria musical y profesor de la Universidad del Sur de California.
"Si eres Ticketmaster, no tienes competencia, y hay demanda por Taylor Swift o Beyonce", dice a la AFP. "Es simplemente oferta y demanda" y "pueden cobrar lo que quieran, que es lo que hacen".
La élite y el resto
Las giras son una tabla de salvación para los artistas cuyos derechos de autor procedentes del streaming son ínfimos. Sobre todo, después de la pandemia de covid.
Pero no benefician a todos por igual, dice Leff. Los más pequeños se quedan al margen. Simplemente, porque muchos no se lo pueden pagar.
"Realmente hay dos industrias de la música: una para el 1% (de los artistas) y otra para el 99%", explica.
El otoño pasado, la artista independiente Santigold tuvo que cancelar su gira alegando que "sencillamente no podía hacerla funcionar", por la inflación y la competencia en un mercado saturado.
En en otro extremo está Taylor Swift. Según cálculos de la compañía QuestionPro, su gira podría generar 4 mil 600 millones de dólares de negocio solo en Estados Unidos por hoteles, restaurantes y viajes.
Y la gira de Beyoncé cuando actuó en Estocolmo en mayo pasado provocó una subida del 0.2% de la inflación, según Michael Grahn, economista jefe para Suecia del Danske Bank.