Un duelo 'in crescendo'
Antes de los calambres, a Alcaraz, impecable en sus anteriores puestas en escena en el torneo, se le había agarrotado el brazo durante una hora y media ante el gigante.
Su excepcional paleta de golpes se redujo a una derecha que en demasiados intercambios se le quedaba en la red.
A Djokovic no le hizo falta acercarse a la excelencia para llevarse el primer parcial. Experto en este tipo de escenarios, jugaba su 45ª semifinal de un Grand Slam, se mostró quirúrgico y resistente para anotarse una rotura que significó el primer set.
Enfrente, Alcaraz había cambiado las sonrisas de otros días por gestos de frustración hacia su gente. Las dejadas, termómetro de su duende, no le acompañaban.
Sin embargo había tenido cuatro bolas de rotura que no aprovechó. Su irregularidad quedó plasmada cuando consiguió uno de los puntos del año al inicio de la segunda manga: Un paralelo de espaldas que celebró hasta 'Djoko'. En el siguiente, otra vez la bola a la red.
Su partido pasaba por ser capaz de entrar en una dinámica de acierto. Mediado el segundo set por fin acertó con una rotura que celebró con el brazo al aire y un sonoro '¡Vamos!', que sirvió de homenaje al gran ausente Nadal.
Djokovic la devolvió sin contemplaciones. Pero el panorama había cambiado: Alcaraz recuperaba la alegría, reducía los errores y tras dos horas de tenis 'in crescendo' ambos jugadores deleitaban a la central.
'Carlitos' se apuntó la manga con su segunda rotura y 'Nole', que ya había recibido un tratamiento en el brazo derecho, pidió tiempo muerto médico y se fue a los vestuarios. La central le recibió entre abucheos para comenzar un tercer 'round' sin historia por los calambres.
Alcaraz se fue a los vestuarios, pero no consiguió gran mejoría. Entregó también la cuarta manga y el partido.