Brasil, por ejemplo, lo presentaba como espectáculo de circo y lo prohibía como deporte organizado, al igual que España, Argentina y México, donde si bien no había un decreto como tal, no se prestaban ni instalaciones, ni se oficializaban equipos, escuelas o partidos. Y es que el futbol femenil ha sido el reflejo de la postura social, cultural, religiosa y económica de un mundo patriarcal contra el desarrollo y equidad de la mujer. Durante 100 años, el futbol femenil había actuado como el síntoma y no como un agente de cambio social, como se ha presentado ahora.
El deporte femenil (en este caso el futbol) ha sido históricamente una plataforma donde se han podido plasmar los avances y los mensajes de cambio, así como también, las “ampollas culturales” que lo han bloqueado. Pero ni el deporte más poderoso del mundo es más fuerte que la lucha y el derecho de las mujeres a ser, hacer, existir, decidir, trabajar, votar y, por supuesto, jugar.
Las jugadoras debería usar uniformes más cortos y ajustados para mejorar su audiencia
Joseph Blatter
La FIFA lo entendió “a palos” y con un flagrante “fuera de lugar”, como la infame declaración de su expresidente Joseph Blatter. “Las jugadoras debería usar uniformes más cortos y ajustados para mejorar su audiencia”, llegó a declarar, lo que le costó popularidad. FIFA corrigió no solo acatando, sino comulgando con la idea y el derecho de desarrollar, apoyar e integrar el futbol femenil en la industria.
Podría seguir citando ejemplos, pero centrémonos en hechos recientes. El pasado verano, la Eurocopa femenil de Inglaterra se emitió en todo el mundo a través de más de 60 cadenas de televisión y la web de la UEFA. Más de 50 socios emisores cubrieron los partidos con producciones propias, 365 millones de personas siguieron el evento y 50 millones de espectadores lo hicieron en una final en la que Inglaterra levantó el segundo título más importante de su historia, 120 años después de haber sido prohibido.
Hoy, el futbol femenil ya no se muestra como consecuencia, sino como factor y agente de cambio y, a pesar de que en muchos países árabes y africanos aún está prohibido, las grandes selecciones y eventos femeniles son plataformas donde se disparan mensajes, ejemplos y peticiones para un cambio social. El más fuerte y claro es que ¡llegó para quedarse!
Acerca de la autora:
Georgina González Toussaint es conductora y comentarista en Televisa Deportes, TUDN, W Radio y W Deportes. Ha conducido retransmisiones de los Juegos Olímpicos de Atenas, Pekín, Londres y Tokio, así como varios mundiales de futbol, tanto masculinos como femeninos.