Escribió Martín Caparrós que un comentario futbolero es capaz de llenar cualquier silencio molesto para establecer una complicidad aun con desconocidos, mientras que el recién fallecido Javier Marías aseguraba que el futbol permite las vacaciones para descansar hasta de nosotros mismos.
En un Mundial de futbol que nos pone a pegar estampitas como si todos cursáramos aún la primaria
Juan Villoro, desde 1995, en Los once de la tribu estableció su compromiso literario con el mundo de las patadas. Eduardo Galeano, Eduardo Sacheri, Roberto Fontanarrosa y Oswaldo Soriano son algunos nombres célebres que enorgullecen a los futboleros: el músculo y el intelecto lograron por fin hacerse amigos, como escribió Jorge Valdano. Somos de la misma logia. El futbol nos hace comulgar con el de al lado. En una tribuna, en una tragedia que no hace tanto daño porque al siguiente domingo hay revancha, en un Mundial de futbol que nos pone a pegar estampitas como si todos cursáramos aún la primaria y en un diálogo en el que podemos contrastar nuestras opiniones con las de un escritor famoso porque, en efecto, todos sentimos cosas parecidas aunque las expresemos de diferente manera.
Cuando nacieron mis hijos no salí gritando como desaforado de la sala de espera, festejando el gran acontecimiento
Cuando nacieron mis hijos no salí gritando como desaforado de la sala de espera, festejando el gran acontecimiento. Ni cuando me han aumentado el sueldo, he aprobado en mi examen profesional o he hecho un gran regalo de cumpleaños. Los resortes emocionales que activa un gol de tu equipo son sensibles y misteriosos. Cambian la conducta habitual, hacen explotar a los que no explotaban y arrancan lágrimas de alegría en los momentos sublimes.
Además, es curativo. En un grito hace salir a los demonios de nuestro interior y con esos pequeños exorcismos alivia los males del alma que no podemos liberar de la misma forma en la casa, en la oficina o en la escuela: ya nos hubieran expulsado de cualquiera de ellas. El futbol es una manera de vivir. Quien lo inventó se asustaría de sus alcances. O estaría orgulloso de saber que, en un mundo desigual, nos hace a todos del mismo tamaño de vez en vez.
Acerca del autor:
Francisco Javier González (Ciudad de México, 1959) es comentarista deportivo de prensa, radio y televisión desde los 14 años. Es, además, conductor y parte del comité directivo de TUDN, comentarista en W Radio y columnista del diario Reforma. Escribió el libro El 86, editado por Planeta.