Otras caras de la polémica
La resurrección digital se ha tornado tan común que el impacto es cada vez menor. No fue así cuando la práctica comenzó hacia inicios de los 90, primero con comerciales publicitarios que incorporaron versiones digitales de actores fallecidos hace varios años como Humphrey Bogart o Fred Astaire, y con resultados tan sobresalientes que algunos sectores de la industria temieron ser reemplazada por las viejas leyendas en versión CGI.
La tendencia no tardó en saltar al cine, primero para reemplazar actores cuyos fallecimientos dejaron rodajes inconclusos como fue el caso de Brandon Lee en El cuervo (1994), después para incorporar en todo tipo de papeles a quienes ya no estaban entre nosotros. Tal fue el caso de Laurence Olivier en Capitán Sky y el mundo del mañana (2004), Marlon Brando en Superman regresa (2006) y Peter Cushing en Rogue One (2016). El próximo en recibir este tratamiento será James Dean para Finding Jack, quien tendrá la oportunidad de interpretar un rol presuntamente creado para él a casi 70 años de su fallecimiento.
La industria mexicana no ha sido ajena a la práctica de la resurrección digital, siendo Cantinflas el primero en ser sometido a la tecnología deepfake para un comercial de una cadena de supermercados. Aunque la realización de todos estos proyectos requiere la aprobación directa de familiares, es común escuchar toda clase de debates sobre la manera en que se lucra con los muertos, quienes son traídos de vuelta a la pantalla no para honrar su legado, sino para la venta de los productos más banales.
Pero los fallecidos no han sido las únicas víctimas de estos avances, que los vivos también los padecen de manera reiterada. Son muchas las figuras públicas, actores, actrices, deportistas, políticos… cuyos rostros han sido manipulados con distintos fines.
El primero es el entretenimiento con el rejuvenecimiento digital, siendo el joven Luke Skywalker de The Mandalorian (2019) y The Book of Boba Fett (2021) el mejor ejemplo de los últimos años, ya que permite una conexión directa con el personaje original sin necesidad de recasts. Funciona cuando es hecho bajo ciertas pautas, no así cuando se excluye a los involucrados como sucedió con Carrie Fisher quien ni siquiera fue considerada para interpretarse a sí misma en Rogue One.
También está el absurdo, como la cuenta de TikTok @DeepTomCruise que se centra en videos deepfake de Tom Cruise. Sus publicaciones no están pensadas para dañar a nadie, pero con 3.4 millones de seguidores que viralizan sus contenidos de manera regular uno no puede sino preguntarse cuántas personas terminan cayendo en los engaños, algo que invariablemente podría tener repercusiones en la cuenta del actor. Más absurdo es el caso de las distintas celebridades parodiadas, como el video que actualmente circula en redes y que muestra a Lionel Messi cantando “Tengo todo excepto a ti” para referirse a sus fracasos en la Copa del Mundo.
Menos hilarante son los casos de las incontables personalidades que han saltado a la pornografía mediante el reemplazo digital de sus rostros. Las estadísticas indican que el 96% de estos videos incluyen celebridades femeninas que son colocadas en videos explícitos sin su consentimiento. No son las únicas afectadas, pues cada vez hay más chantajes que se valen de esta tecnología.
La situación incluso se torna peligrosa cuando alcanza la esfera pública. Son muchos los informadores de distintos países del mundo que han sido sometidos al deepfake para mostrarlos diciendo noticias falsas, algunas veces para una simple sátira y en otras con toda la intención de desinformar a las audiencias. Caso similar al de los políticos, con manipulaciones digitales tan bien logradas que han llegado a engañar a sus contrapartes de otros países del mundo. Situaciones que podrían tener graves consecuencias para la seguridad nacional de los países envueltos en los engaños.
La guerra entre Rusia y Ucrania ha dejado varios desde ambos bandos. Entre los más famosos, pero también más graves, están el de Vladimir Putin declarando la paz entre las naciones y el de Volodymyr Zelenskyy ordenando la rendición de sus tropas. Este último resultó especialmente peligroso porque fue transmitido en cadenas ucranianas hackeadas, generando una enorme confusión entre los habitantes del pueblo invadido. Las autoridades fueron incapaces de localizar al responsable de su creación y distribución, pero se anticipa que fue obra de un especialista ruso encomendado a la misión de desinformar al enemigo. Por su parte, numerosos analistas de todo el mundo lo han usado de ejemplo para informar a la gente sobre cómo identificar un deepfake y para alertar de las graves consecuencias de una tecnología que parece salir cada vez más de control.
Con todo y sus incontables controversias, este avance podría haber encontrado una nueva función: la resolución de crímenes imposibles. Un uso tan debatible como muchos otros, pero que al menos tiene un fin más loable que todos los descritos anteriormente. Las autoridades implicadas en la investigación del asesinato de Sedar Soares dicen que han recibido docenas de llamadas con información desde que el video comenzó a circular. Aún es pronto para decir si éstas conducirán a la resolución del caso, pero invita a pensar que el deepfake, por primera vez en mucho tiempo, no será usado para inquietar a los muertos, sino para ayudarlos a descansar.