Más grave aún es que ni siquiera ha estado realmente cerca de lograrlo. Aunque ha contado con algunos equipos competitivos en estas más de tres décadas, la franja no juega una final desde la 1991-1992. Sabemos que todo puede pasar en nuestra Liga MX, pero a menos que las cosas cambien abruptamente, todo indica a que esta mala racha se extenderá por un buen rato.
Aunque si de nostalgia noventera se trata, nadie mejor que el Necaxa, siguiente en esta infame lista con 23 años. Más triste es la situación si recordamos que los rayos fueron un equipo dominante en los 90, lo que incluso les valió ser considerados el equipo de la década. Su último título llegó precisamente en este periodo, concretamente en el Invierno 98. La buena noticia para los rayos es que estas dos décadas han pasado a segundo término para el grueso del aficionado mexicano que aún recuerda con cariño la buena impresión del equipo en el primer Mundial de Clubes en el que se alzó con el tercer lugar tras derrotar al Real Madrid en penales.
Eternas maldiciones
De los 18 clubes que integran la primera división mexicana, hay cuatro cuyas vitrinas permanecen vacías desde su fundación. La situación no es realmente dramática para tres de ellos, ya que Atlético San Luis, Juárez FC. y Mazatlán no acumulan ni 10 años de existencia. Los primeros fueron fundados en 2013, los segundos en 2015 y los últimos apenas en 2020. No podemos decir lo mismo del cuarto, Querétaro, que fundado en 1950 y con 71 años de existencia no posee un solo título de liga. Una sequía que suele ser atribuida a la mayor maldición en toda la historia del futbol nacional: la Corregidora.
A diferencia del Azulgrana (1946) o el Olímpico Universitario (1952), el queretano es un estadio más bien joven al ser construido en 1985, por lo que apenas cuenta con 36 años de edad. Ni siquiera esto le salva de tener sus propias leyendas: una dice que quedó maldito tras la muerte accidental de un albañil durante su construcción; otra que sus cimientos se encuentran sobre el terreno de un viejo panteón; la última que el inmueble es habitado por el mismísimo diablo.
Estas creencias populares cobran cada vez más fuerza en el imaginario colectivo del aficionado mexicano y muy especialmente de todos aquellos cuyos equipos han recurrido a la Corregidora como sede. Y es que en sus casi cuatro décadas de existencia el inmueble acumula cuatro víctimas: las Cobras de Querétaro cuyo descenso en 1987 resultó en su desaparición; Atlante que descendió en 1990, los Gallos Blancos en 1994 y el TM Gallos Blancos en 1995 sin siquiera completar el año en primera división. A esto se suman las posteriores crisis que atravesó el Querétaro en distintas circunstancias, ya fuera su compra y desaparición por parte de la Federación Mexicana de Futbol ante las sospechas de crimen organizado en el club en 2004 o sus descensos en 2007 y 2013, destacando que este último no se concretó del todo por la compra de los Jaguares de Chiapas. Un hecho que en su momento llevó al club a ser apodado como los “Jaguallos”.
Han pasado casi ocho años desde la última vez que el Querétaro o cualquier otro club perdiera la categoría en la Corregidora. Aun así nadie se atrevería a decir que la maldición ha terminado, sino que más bien está en espera de una nueva víctima.