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"Como actores, debemos crear conciencia y dejar un mensaje": Christian Vázquez

Christian Vázquez platica sobre sus personajes en 'Yo, Fausto' y ' I Carry You With Me', que desde el año pasado lo tienen en la mira de la industria cinematográfica.
lun 12 abril 2021 08:46 AM
Christian Vázquez
Traje: Louis Vuitton. T shirt: Mango man. Cadena: Avec

Fotos: Eduardo Acierno
Styling: Salvador Cosío
Grooming: Marco Casasola para Givenchy Beauty
Locación: Sobremesa (Juárez)

2020 podrá haber sido un año de caos para muchos, pero no para Christian Vázquez. Durante ese año, el actor mexicano comenzó a ver frutos de dos de las mejores actuaciones que ha hecho hasta la fecha. En Yo, Fausto nos mostró la transformación decadente de un hombre con esquizofrenia, mientras que en I Carry You With Me logró conseguir la atención de la industria cinematografía entera –tras una victoria en el festival de Sundance–, al protagonizar con Armando Espitia un romance entre un chef y un maestro que se enfrentan a la vida de migrantes en Nueva York.

En exclusiva, Life and Style platicó con Christian sobre estos personajes y el impacto que tuvieron en su carrera.

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¿Por qué te llamó la atención participar en Yo, Fausto?

Primero, por el reto que era contar esto en todos los sentidos. Afortunadamente yo desconocía la esquizofrenia en mi círculo social, entonces, para mí tomar esto era salir de mi zona de confort. También fue una forma muy particular en la que yo llegué a este proyecto: fue prácticamente una invitación, y rara vez me sucede eso. Yo hasta la fecha sigo haciendo casting para competir para un personaje, y aquí fue completamente diferente. Lo tomé como una señal. Acepté pero me pareció una responsabilidad inmensa. Vaya, no es un documental pero tampoco nos podemos quedar cortos. En todo momento era dejar todo el corazón en los llamados, en la preproducción, en la creación del personaje.

Christian Vázquez
Look total, Prada

Tuvimos suerte porque el hospital San Fray Bernardino nos abrió las puertas. Estuvimos como unos quince días y entrevisté a muchos pacientes. Ahí fue cuando mi cabeza empezó a explotar. Es un universo de infinitas posibilidades; mi camino fue abordarlo desde el lado humano y no desde el juicio, y tener mucha empatía con eso. Valoré mucho el estar en mis cinco sentidos, disfrutando esta realidad. Después de platicar con tres pacientes descubrí que la idea que tenía de la esquizofrenia iba por otro lado. Tuvimos mucha suerte en el proceso porque nos arropó tanto el hospital como los pacientes. Fue entender ese universo de una manera muy particular. Salíamos del hospital con dolor de cabeza, pesadez… gastábamos mucha energía en esas sesiones. Tanto Arcelia Ramírez como yo, que fuimos a hacer entrevistas, le decíamos a Julio, después de estar conscientes de los temas que había que tocar, que teníamos que darlo todo, y así fue cada llamado. La película es ruda, es cruda, pero también, lo bonito del cine es que ayuda a generar consciencia.

¿Cómo es tu proceso de creación de personaje? Es decir, investigas sobre la esquizofrenia, vas a San Fray Bernardino, entrevistas gente, pero, ¿cómo procesas esa información para convertirla en un personaje?

Es muy cansado porque llega un punto en el que, por más que leas, por más que te metas información a la cabeza, y es como si fueras un CPU, pero luego está el punto de cómo llevas todo eso a la acción. Aquí fue muy padre porque todo el elenco fue mi pilar. Probé mucha información con Julio, quien ya estaba muy informado del tema, y me fue guiando. Yo lo que hice fue probar y soltar. Algo que me funcionó mucho fue hacer huellas de memoria, que es tomar lo que vi con los pacientes: una cuestión corporal, la forma en la que hablan, la inseguridad que tienen –ya no te voltean a ver a los ojos, están vulnerables todo el tiempo, te ven como un enemigo–… comprendí tanto la enfermedad, que no nada más era comprenderla, era vivirla. Le dije a Julio que comenzamos los ensayos como si ya estuviéramos filmando. Modulamos todo con ayuda de médicos. Más que la información, lo pesado fue que fue algo muy físico. Los pacientes se empiezan a compactar, caminan de otra manera, empiezan a tener tics por todo el medicamento que tienen.

Christian Vázquez
Look de Dior Men

Luego durante la filmación pasaron otras cosas muy mágicas. Hay momentos muy bien logrados en los que, si me preguntas, no sé cómo llegué a esos puntos de catarsis; se dieron en el momento. Cuando sucedía algo así, era porque yo ya tenía consciente o inconscientemente algo en mí y salía. Fue un personaje muy demandante a nivel de concentración, y eso cansa e irrita, pero fue bonito porque me estaba llevando al máximo en todos los llamados.

¿Qué sientes al verte en pantalla, a través de Fausto, siendo tan distinto a como eres en la vida real?

Es muy fuerte. En general, un siempre es su peor juez, porque sabes tus posibilidades. Y no es que todos los llamados vayan a ser exquisitos, pero pasando ese punto, cuando ves el resultado, por ejemplo, en el caso de Yo, Fausto, me costaba trabajo verme porque estoy en una situación completamente ajena a mí, pero también me gusta porque te das cuenta de lo bonito que es el cuerpo humano, y tener el entendimiento de él para poder llegar a esos resultados. A veces me chiveo de mí mismo porque entra el ego y no me gusto en algunas partes, y más aquí porque sí salí de mi zona de confort. Hay una metamorfosis hacia lo decadente, y me gustó ver esa transformación. Me gustó verme y me gustó lo que encontré al hacerlo. Y de cierta forma hice las paces con mi ego, porque entre peor me viera era mejor.

Christian Vázquez
Traje, HUGO.T shirt, Mango Man. Cadena y anillo, AVEC

Recientemente estuviste en I Carry You With Me, que durante mucho tiempo sonó como posible nominada al Oscar. ¿Cómo llegaste a esa película?

Fue un casting muy interesante, con Isabel Cortázar. Unas semanas antes había visto One of Us, un documental de la misma directora, Heidi Ewing, y cuando me buscaron me emocioné, preparé mis escenas. Vi que estaba inspirado en una historia verídica, pero no podía investigar porque no decía los nombres de los personajes. Llegué, hice mi casting, lo di todo. Una semana después me llamaron para un call-back. Llegué con mis escenas preparadas pero ella me entrevistó sobre mí mismo. Al preguntarle por los personajes reales me dijo que no quería que los buscara para no tener connotaciones de ellos. Luego llegó Armando [Espitia, coprotagonista], nos sentó juntos y comenzamos a platicar. Y al empezar las escenas, pasó algo mágico. Heidi estaba fascinada con lo que estaba viendo. Para mi personaje casteó a más de doscientos actores en tres días, y no es que hayan sido malos, sino que ella estaba buscando una esencia específica para contar la historia. Más que los personajes, ella quería retratar una esencia. Así empezó el viaje. Conocimos a los personajes reales en Nueva York; de hecho hay escenas donde nos cruzamos. Pero antes de eso no. Heidi nos daba muchas direcciones encontradas. Yo llegaba a la escena con una indicación y Armando con otra. Era no esperar nada. El mensaje de la película es que el amor lo puede todo, el amor como sacrificio para llegar a tus sueños, el amor en todos los sentidos. Y así fue el proceso: fue mucho amor.

Christian Vázquez
Look total Dior Men. Cadena Avec

¿Cómo fue el estreno en Sundance?

Todos lloramos mucho al ver la película. Fue muy bonito porque en Sundance, para bien o para mal, el público es noventa por ciento norteamericano, y la película es tan contundente –por su mensaje y porque no hay buenos ni malos sino seres humanos queriendo provocar algo para nosotros y para los demás, humanos luchando por un sueño a pesar de las fronteras– que los mismos americanos nos decían “estamos con ustedes”. Ha sido uno de los mejores proyectos de mi vida por cómo desarma el pensamiento, las ideologías, lo que uno trae en la cabeza. Te hace quitarte todo eso de la cabeza y ver que si accionas con el amor todo es posible.

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Después de esa presentación, tanto la película como Armando y tú comenzaron a figurar en los rumores de nominaciones en muchas de las premiaciones principales…

Ganamos Sundance, y a pesar de que se cruzó la pandemia y la película se ha visto poco, se habló mucho de ella. Pero el hecho de que la hayan volteado a ver la película nos hizo ver el hecho de que estábamos retratando algo muy similar a lo que vivimos nuestras carreras. Estamos cumpliendo nuestros sueños, como los personajes de la película. El hecho de que nuestros nombres suenen en la industria y que la gente hable de nuestro trabajo es como una metáfora del niño de kinder que sueña con que le pongan una estrellita en la frente. Hoy más que nunca se trata de no confiare, echarle el doble de ganas, prepararse más y agradecer.

¿Cómo ha afectado este éxito a las metas que tienes para tu carrera?

Hay puertas que estaban cerradas y ya se abrieron. Han cambiando muchas cosas a favor. Yo ahora tengo que ser muy inteligente y saber qué sí quiero y qué no, y de eso, qué me va ayudar el día de mañana a seguir creciendo como actor y llevar mi carrera hacia donde yo quiero. En Sundance se acercaron muchos agentes, y se siente bonito.

¿Y hacia dónde es ese lugar?

Quiero darle voz a personajes que creen conciencia, que impliquen un reto y que te saquen de tu zona de confort. Que aporten algo para bien o para mal (porque creo que también se aprende mucho de la desgracia ajena), que confronten mucho, que tengan un discurso social y que le den voz a algo de interés. Como actor, uno tiene la responsabilidad de crear conciencia, de provocar cosas y dejar un mensaje. Mi carrera ha sido muy afortunada porque he hecho de todo, hasta comedia. Siendo actor, lo mejor es poder experimentarte en todo tipo de género.

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