Lo contrario de lo vivido en el deporte profesional estadounidense, que aunque el 13 de marzo suspendió todas las competiciones, regresó para ser uno de los símbolos de la lucha contra la mortal enfermedad.
A partir del mes de junio comenzaron a reprogramarse los eventos deportivos con la nueva realidad de no haber aficionados en los campos, reducidas las temporadas regulares del béisbol profesional de las Grandes Ligas, la NBA, WNBA, NHL, del fútbol MLS, NWSL y perdidas económicas multimillonarias (15,000 millones de dólares) dentro de una industria que es fundamental en el engranaje económico del país.
A la vuelta de los torneos del circuito profesional del golf de la PGA Tour, le tocó reprogramar el legendario Masters de Augusta del mes de abril al de noviembre, pero que fue todo un éxito deportivo con el mejor golfista del mundo, el estadounidense Dustin Johnson, como nuevo campeón.
La PGA cumplió con todo su calendario de competición, incluido el Torneo de Houston, que se convirtió en el primero que volvió a tener espectadores en el campo, 2,000 aficionados por jornada, y a un brillante campeón en el mexicano Carlos Ortiz, que ganó su primer título en el circuito.
