Sin embargo, el Museo Antropológico de Viena sostiene que la joya no podría ser llevada a México "al menos en los próximos diez años", asegura Gerard van Bussel, curador de las colecciones de América del Norte y Central de esa institución pública austríaca.
"El penacho es demasiado frágil", sentenció van Bussel, ya que está formado principalmente por material orgánico, y cualquier vibración "en el aire o la carretera lo destruiría".
"Me gustaría conocer a la persona dispuesta a asumir esa responsabilidad", dijo el curador.
De 2010 a 2012 se formó un comité binacional compuesto por curadores, restauradores y científicos tanto de México como de Austria para restaurar el penacho y que pudiera exponerse de nuevo.
"Al final, tanto los curadores austríacos como los mexicanos decidieron que el penacho era demasiado frágil para viajar", declaró van Bussel, que explicó que haría falta "un avión de 300 metros para compensar las vibraciones".
Incluso dentro de la misma pinacoteca, no se atreven a bajarlo de la primera planta, donde está expuesto, por miedo a que pueda sufrir cualquier desperfecto. Por este mismo motivo, la pieza no será parte de la nueva exposición Aztecas, que el Welt Museum inaugurará este jueves.