En el futbol mexicano, argumenta, no puede haber campeón sin liguilla. “Sería ridículo decirle al Cruz Azul: ‘Te felicito, eres campeón porque fuiste el líder después de 10 jornadas’. Pero sería igual de ridículo aplaudirle irónicamente al Cruz Azul y decirle: ‘Te felicito por tu liderazgo que no sirvió para nada porque echamos por la borda las 10 jornadas jugadas’”, dice. “Estamos hablando de 90 partidos jugados entre 18 competidores que serían tirados a la basura. ¿Por qué? Si cuando el futbol se pueda reanudar –en julio, agosto o cuando sea–, se podría concluir este torneo en vez de pensar en el siguiente. Si existen las condiciones sanitarias convenientes, hay que reanudar con el torneo que había quedado inconcluso”.
Para Gómez Junco, quien en las décadas de 1970 y 1980 jugó con el Atlético Español, los Tigres de la UANL, Monterrey y Guadalajara, entre otros, este es el peor año para el futbol mexicano del que tenga memoria. “En parte por ese golpe artero de abolir el ascenso y el descenso, y después por el coronavirus”, ahonda. “Claro que eso modifica por completo la economía del futbol, la percepción del juego, nos ubica en la realidad, volvemos a entender que el futbol no tiene importancia. Ahora, si de ribete cancelan el torneo y le dicen al Cruz Azul: ‘De nada sirvió tu liderazgo y echamos a la basura 90 partidos’, entonces sería todavía peor”.
En México los jugadores no existen, les falta personalidad, capacidad y el espíritu solidario que se necesita para formar un bloque y opinar como bloque, para decir aquí estamos y pensamos tal cosa.
¿No sería bueno escuchar la voz de los jugadores, saber lo que opinan sobre esta situación?, se le cuestiona. Su respuesta, muy a su estilo, es demoledora.
“En México los jugadores no existen, les falta personalidad, capacidad y el espíritu solidario que se necesita para formar un bloque y opinar como bloque, para decir aquí estamos y pensamos tal cosa, como lo hacen en España o Argentina, donde las asociaciones de futbolistas funcionan como tales”, dice. “Aquí el jugador está supeditado a lo que decidan otros con otros criterios, personas que, por lo general, no tienen mucha capacidad para ver más allá de sus propios intereses. Por supuesto que falta la voz del jugador, que en México lamentablemente nada más está para hacer lo que le digan. Pero también son comodinos y piensan: ‘A mi no me pasa nada mientras no me hables de ajustar mi salario’. Se sabe que en varios equipos hay jugadores que se han rehusado a ajustar su salario, sin entender que el mundo ya es distinto, como también lo es el futbol en el que juegan”.