Roger Waters se siente avergonzado de la película The Wall
Recuerdo que cuando se estrenó la cinta The Wall en México, sólo se exhibía en cines de poca monta, en verdaderos tugurios donde era lo mismo ver cine de ficheras o eróticas como Calígula de Tinto Brass. En México, filtrarse a estas salas para ver las penurias y excesos del atormentado Pink con la delirante música de Pink Floyd era saltar todos los muros de la censura, la verguenza y el decoro. Además, daba miedo, decían algunos. Y ¡cómo no! atestiguar cómo un escualido Bob Geldof –en las puertas de la casa de la risa– se rasuraba las cejas y se tiraba al abismo de su propia demencia no era para cualquiera en aquellos años tan inocentes, tan moralistas, tan mochos. A nadie le gusta asomarse en el espejo de la locura.
La historia que llevó a Waters escribir la ópera The Wall, se remite a la noche del 6 de julio de 1977. El escupitajo que Roger Waters arrojó hacia el rostro de un fanático que trepaba al escenario –durante el último concierto de la gira Animals, de Pink Floyd– revelaba la melancolía por la ausencia de su padre, la misoginia e inseguridad hacia las mujeres, la rabia hacia la alineación de una educación inglesa y la indiferencia de gobiernos represores, así como el hartazgo de una relación tortuosa con los miembros de la banda. A partir de esa noche, el músico inglés empezó a rellenar las hojas en blanco con párrafos de una desgarradora musicalidad y una poesía que se convirtió en una obra subyugante llamada The Wall.
Waters tenía 33 años cuando sucedió ese incidente en el Estadio Olímpico de Montreal. “La gente ya no importaba, sólo nos interesaba cuánto dinero recaudábamos. Me sumergí en una atmósfera de ego y avaricia. La conexión con el público se había ido, era insoportable estar sobre el escenario”, me comentaba Roger Waters cuando tuve la oportunidad de charlar sobre The Wall. "Peleábamos como perros y gatos. Primero Rick Wright [tecladista y fallecido el 15 de septiembre de 2008] fue despedido. David Gilmour [guitarrista y cantante] y Nick Mason [baterista] estuvieron de acuerdo en hacerlo porque se había vuelto imposible trabajar con él, y de mí decían que era egoísta y no dejaba aportar ideas. Recuerdo que David me dijo: ‘Deberíamos de despedir también a Nick’. Yo quería componer y expresarme a través de la música. No dejaba de componer mientras que Dave escribía cada vez menos. Cuando grabamos The Final Cut fue el momento en que todo se vino abajo. Dave decía que era un disco muy malo, entonces le dije ‘¿Tienes algo mejor?’, él respondió ‘No’, no había escrito él nada en esos años. Fue el final, decidí irme”, rememora.
Roger tiene más de 10 años trabajando en un proyecto que desea ver realizado en Broadway. El escritor Lee Hall, destacado por su libreto para la película Billy Elliot, lo asesora. “Sentí que la película de Alan Parker era muy inmadura, solemne y sombría”, dice Waters, “y yo no soy solemne y sombrío. Me gusta reír con todos mis amigos, el humor es un elemento muy importante ahora en mi vida. Por eso pienso que hacer esta obra puede inyectarle algo de frescura, sarcasmo y risas a mi obra. El hecho de que ahora sea alguien mucho más afable, no significa que haya superado los traumas de mi infancia y juventud. Creo que el humor es una forma muy buena para comunicarse con la gente. Considero que en Estados Unidos, uno de los canales donde pueden expresar sus opiniones políticas, es a través de los programas de comedia en televisión por cable. La mejor manera para acercarse a la realidad, sea política, social o personal, es utilizando el vehículo de la comedia. Finalmente el mensaje principal de The Wall es crear empatía a través la franqueza. Me parece que la actuación de Geldof es bastante patética. No me identifico con ese ser tan miserable que hizo en la película”.
El décimo primer disco de Pink Floyd, The Wall, narra la historia de Pink, un rockstar que construye una pared a su alrededor para aislarse del mundo y abandonarse a sus miedos. El álbum examina, desde un plano ideológico, la alineación y manipulación de las conciencias. “El álbum es sobre el dolor existencial”, asegura, “el concepto de alineación que tiene el humano hacia otro para generar miedo es el hecho fundamental de la existencia humana. Es un contenido sentimental con el que muchas personas pueden llegar a sentir empatía o identificarse”. Sin duda, es el álbum más intimista de Waters junto a Pink Floyd, acerca de furia, dolor y traumas que brotaron directamente de su entelequia. En 1943, cuando Roger tenía cinco meses de edad, su padre Eric Fletcher enlistado durante la Segunda Guerra Mundial fue asesinado durante una batalla en Italia, en la Batalla de Enzo. “El trauma de haber perdido a mi padre es un ladrillo que cargaré hasta la tumba".