Pintura, moda, escultura, arquitectura, cine, diseño y, obviamente, música. Todas ellas se encuentran concentradas en un mismo espacio inmenso que capitales culturales de la talla de Berlín o Nueva York ansiarían tener. Hablamos de la Fábrica de Arte Cubano , situada en La Habana, una gigantesca nave industrial reconvertida por iniciativa del compositor X-Alfonso y el Ministerio Cubano de Cultura en 2014 que está dedicada íntegramente a impulsar la punta de lanza artística de la isla. En su interior, conviven todo tipo disciplinas y se favorece el intercambio entre ellas así como el acercamiento del público al creador, rompiendo toda barrera existente.
“Hace poco cerraron la fábrica un mes y dejé de salir. Si no es aquí no voy a ningún lado”, nos explica Edel Rodríguez, diseñador gráfico en el estudio libre de René Portocarrero y habitual en el local. Es jueves y la línea de gente casi da la vuelta a la cuadra hasta la entrada, situada a los pies de la enorme chimenea de la fábrica que pertenece al restaurante adyacente: El Cocinero.
La entrada cuesta aproximadamente dos dólares –un precio más que razonable para la oferta que reside en el interior– y múltiples barras sirven la coctelería típica de la isla: mojitos, daiquiris o cuba libres, obviamente, con el mejor ron de Havana Club.
Así, cada semana de jueves a domingo, se dan cita religiosamente en la FAC muchos de los artistas habaneros –educados en la Escuela Nacional de Arte– y discuten sus propuestas y visiones en pasillos colmados de arte abstracto y fotografía artística. También en sus salas tocan las bandas más prominentes de la musical isla, como es el caso del grupo de pop Nube Roja, el proyecto de Adán Pérez Gorría, comisario también de la galería Estudio Gorría en La Habana Vieja.
Otras propuestas más insólitas también se dejan ver en el local, como es el caso de PAUZA , un dúo de dos excelentes DJs –Paula y Zahira, de ahí el nombre– que cultivan un género poco usual en La Habana: deep house con toques latinos. Salidas en 2013 del único curso impartido en la historia de Cuba de electrónica para mujeres, su propuesta constituye algo único e inesperado.
Puede que el arte cubano no goce de la difusión que tiene el de otros países pero, definitivamente, en esta isla caribeña no se dejará nunca ni de innovar ni de revolucionar.
Fábrica de Arte Cubano
Calle 26 y 11, Vedado, La Habana, Cuba
www.fac.cu