La historia de la Frankenstrat de Eddie Van Halen
Eddie Van Halen sabía que estaba creando un fiera: fusionó el aspecto de una guitarra Fender con el sonido de una Gibson. Damas y caballeros, con ustedes Franky, Frankenstein o Frankenstrat, una de las guitarras más emblemáticas del heavy metal.
Eddie compró el cuerpo de fresno y el brazo de arce a Wayne Charvel por la ridícula cantidad de 130 dólares. La ganga no era fortuita, sino se debía a que estaba repleta de defectos. Eddie sabía perfecto lo que quería, redujo la retroalimentación microfónica, instaló la pastilla de una forma “incorrecta”, agregó un Floyd Rose, y donde debiera estar el vibrato típico de stratocaster, atornilló una moneda de 25 centavos con la cara de Whashington. Pintó de negro, añadió unas tiras blancas.
Listo, la bestezuela más salvaje del metal había nacido.