El mundo 24 años después de la muerte de Ayrton Senna
Hace 24 años los seguidores al automovilismo deportivo sufrían uno de los mayores golpes que se recuerden. En pleno Gran Premio de San Marino, en el legendario Enzo y Dino Ferrari, Ayrton Senna impactaba su Williams sobre el muro de contención de la curva Tamburello, para poner fin a su carrera, pero abrir paso a la inmortalidad.
Ayrton era un temerario, un hombre que se acompañaba de la emoción y el deseo de triunfo, un fuera de serie. Nació el 21 de marzo de 1960 en Sao Paulo, Brasil, y tratando de hacer un resumen de una carrera brillante, se pueden mencionar sus tres campeonatos de Fórmula 1 y dos subcampeonatos, además de ganar en todas las categorías en las que tomó parte en el automovilismo.
Del brasileño se ha escrito mucho , pero lo más importante no se puede describir, y es el coraje y determinación en pista. Senna fue parte de Toleman, Lotus, McLaren y Williams y no podríamos nombrarlo sin mencionar a su máximo rival deportivo, el cuatro veces campeón mundial Alain Prost, con quien compartiera equipo (McLaren), y protagonizara algunos de los duelos más encarnizados.
El adiós de Senna fue tan impactante como sus victorias. El 1 de mayo de 1994 perdió el control de su auto a más de 300 kilómetros por hora para golpear el muro de la curva Tamburello (hoy curva Ayrton Senna), en apenas la séptima vuelta del GP de San Marino, justo un día después de que muriera en calificación el austriaco Rolan Ratzenberger, en la curva Villeneuve.
A 24 años de su adiós quedan vivas sus marcas que comprueban el talento y velocidad que le daban fama: 65 poles positions, 19 vueltas rápidas, 80 podiums, 41 victorias (seis de ellas en el circuito callejero de Mónaco) y tres títulos mundiales de F1.
Con ediciones especiales de relojes y automóviles, el legado de Ayrton sigue vivo, y su leyenda, en aumento.