Así es la relación de BMW con el arte contemporáneo
“El esplendor del mundo ha sido enriquecido con una nueva forma de belleza: la velocidad. Un automóvil, con el cofre adornado, con tubos como serpientes, con aliento explosivo... un automóvil que cuando ruge parece funcionar con fuego de ametralladora”. — Filippo Tommaso Marinetti Manifiesto futurista, de 1909.
Mientras caminaba por un pasillo de la nueva feria de arte contemporáneo Frieze Los Ángeles, en febrero pasado, Thomas Girst, director del departamento de compromiso cultural de BMW , afirmó que “hay una historia en común, un hilo conductor y una gran trayectoria entre el automóvil y el arte”.
Desde la creación del coche, agregó el también curador y académico alemán, los artistas se han sentido fascinados por sus formas y el movimiento. Por ello, BMW ha aceptado el reto de lograr que el arte y la tecnología dialoguen y se mezclen, hasta convertirse en una de las armadoras con una de las estrategias más sólidas de apoyo a la cultura.
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La idea surgió hace casi 45 años. En la década de 1970, el piloto y amante del arte Hervé Poulain, y Jochen Neerpasch, creador de la división BMW Motorsport, llevaron la relación de estos dos mundos al plano material con Art Cars . El proyecto planteaba la reinterpretación artística de vehículos a partir de la colaboración con exponentes del arte contemporáneo.
El primer experimento estuvo a cargo del escultor Alexander Calder , quien utilizó bloques de colores intensos para intervenir un BMW 3.0 CSL. La obra no solo sirvió de modelo para la serie de autos que ha seguido creciendo hasta nuestros días, sino que consiguió acercar el arte y la velocidad como nunca antes: en 1975, lo condujeron Sam Posey, Jean Guichet y Poulain en las 24 horas de Le Mans.
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En un comienzo, el proyecto contemplaba solo autos de carreras, pero la evolución de Art Car obligó a incluir otros ejemplares producidos en serie, invitando a los artistas a iniciar el proceso creativo desde la elección del modelo a intervenir.
Se han creado 18 piezas más a través de los años, hasta formar la colección actual. Llevan las firmas de Frank Stella, Roy Lichtenstein, Andy Warhol, Ernst Fu- chs, Robert Rauschenberg, Michael Jagama- ra Nelson, Ken Done, Matazo Kayama, César Manrique, A.R. Penck, Sandro Chia, Esther Mahlangu, David Hockney, Jenny Holzer, Olafur Eliasson, Jeff Koons y John Baldessari. Como un reflejo del estilo de los artistas participantes, cada auto muestra un diseño completamente diferente —patrones geométricos en tonos neutros, explosiones de color, formas orgánicas, letras brillantes e ilustraciones arriesgadas con aerosol, entre otros—, hasta llegar a la pieza más reciente, de 2017: el primer Art Car digital, obra de Cao Fei.
El trabajo de Fei, una artista especializada en el surrealismo y los proyectos multiplataforma, estudia la velocidad del cambio en la sociedad china moderna. Su propuesta sumergió el BMW M6 GT3 en una atmósfera multimedia que transporta a los espectadores a un universo paralelo y se conforma de tres elementos: un video que analiza la posibilidad de viajar en el tiempo, una aplicación de realidad aumentada y el coche como superficie de proyección. Con su pieza, Cao Fei estrechó, todavía más, los lazos entre el arte y la tecnología, poco más de un siglo después de la publicación del Manifiesto Futurista.
En la actualidad, Art Car es solo una parte del compromiso cultural de BMW. “Estamos orgullosos del legado de este proyecto, pero también hemos creado iniciativas maravillo- sas más allá de esta colección”, comentó Thomas Girst frente a una instalación neón en Frieze Los Ángeles, feria con la que BMW se asoció desde sus primeros pasos. La marca recibió la invitación para ser la proveedora oficial de movilidad y, para Girst, la propuesta fue una manera poética de vincular el arte con la velocidad. Sin embargo, BMW decidió sumarse no solo como una flota de automóviles, sino como un patrocinador para implicarse económica y creativamente. No es la primera vez, pues la empresa ha apostado por crear relaciones duraderas con diversas instituciones internacionales dentro de la escena del arte contemporáneo, la música clásica y los nuevos formatos digitales, como proyecciones, realidad virtual y video mapping.
ENCUENTRO DE DOS MUNDOS
El departamento de compromiso cultural de BMW ve las expresiones artísticas contemporáneas como el punto de encuentro entre creatividad y ciencia. Esto se hace evidente en la iniciativa BMW Open Work by Frieze, que invita a un artista a desarrollar un proyecto revolucionario que se inspire en los valores y la historia de innovación de la armadora. La primera comisión estuvo a cargo de Olivia Erlanger y el resultado fue Body Electric: dentro de una habitación iluminada con LED azul y compuesta solamente de tres bancas alargadas, la artista buscaba “explorar la relación del ser humano con los objetos tecnológicos que creamos, y la capacidad de estos de alterar nuestra percepción”.
Con este mismo espíritu, otra propuesta que disecciona la relación entre arte y tecnología es BMW Tate Live, organizada con el famoso museo de Londres , que propone una serie de performances que revelan el efecto transformativo de una idea, sin importar el plano en que se dé. Para Thomas, cualquier invento —ya sea originado en la industria automotriz o en el ámbito de la cultura— alcanza a las personas a través del cambio, y este siempre genera una emoción. “Hay cierta fascinación en conmover a las personas con una invención revolucionaria”, apunta el directivo.
El ánimo de transformación constante sembró en el equipo de compromiso cultural de BMW una pregunta más: ¿cómo reinventar e inyectar modernidad a la música clásica? Opera for All saca la ópera de las salas de conciertos tradicionales a la calle, apoyándose en innovaciones digitales para aumentar su alcance. En Múnich , una de las tres sedes de este proyecto, una pantalla de 56 metros cuadrados transmite los conciertos de la Ópera Estatal de Baviera en la Max-Joseph-Platz, frente al Teatro Nacional. En este caso, el arte y la tecnología trabajan en conjunto, no solo para cuestionar los límites, sino para superarlos, convirtiendo los nuevos formatos en vehículos que acercan las expresiones milenarias a nuevos públicos.
Con este objetivo en mente, BMW colabora con varias organizaciones más. Algunas de ellas son el Festival Internacional de Teatro SPIELART y el Festival de Teatro de Hamburgo, en las artes escénicas; el Festival Inter- nacional de Cine Karlovy Vary, los Premios Bávaros de Cine y Televisión y el Festival de Cortometraje de Landshut, para motivar la producción cinematográfica, y Leipziger Jazztage, el Festival de Jazz de Seúl y Coachella Valley Music and Arts Festival, en la música.
INTERCAMBIO DE SABERES
Al salir de la nave central de Frieze Los Ángeles para visitar la zona de propuestas emergentes, Thomas Girst deja atrás los pasillos decorados con piezas en colores llamativos y se ve rodeado, de pronto, por edificios intervenidos con todo tipo de materiales. La fachada de uno de estos, Physical Apparatus Neon, de Cayetano Ferrer, se convirtió en la pantalla de una proyección digital.
Al verla, Thomas menciona un proyecto más: Garage/BMW: Art/Tech Grant. En colaboración con Garage, el museo de arte contemporáneo de Moscú, esta beca apoya proyectos artísticos en el plano de la ciencia y la ingeniería, y busca motivar el intercambio de conocimiento entre artistas, diseñadores y técnicos de la compañía. El primer experimento, Spaces of Silence, corrió a cargo de Sergey Kasich. En un mundo cada vez más contaminado por el ruido, Kasich propone un proyecto público híbrido que combina arquitectura paramétrica, diseño digital y arte sonoro experimental. El resultado es una estructura hecha con pan- tallas capaces de absorber el ruido y superficies que reducen el eco.
“En el pensamiento griego existía solo una palabra para describir tanto los grandes acontecimientos en las artes como las innovaciones tecnológicas: techné”, dijo Girst con la sonrisa segura de quien sabe que está haciendo algo bien y acaba de comprobarlo. “Hay cientos de indicios históricos de la relación entre la tecnología y el arte”. BMW ha metido el automóvil en la ecuación.