Publicidad
Publicidad

La resurrección del celular convencional

¿Una nueva tendencia o la primera respuesta a un mundo ansioso que busca desconectarse?
dom 10 abril 2022 09:21 AM

Si los celulares más modernos responden al nombre de smartphones, es perfectamente comprensible que los más añejos hayan sido catalogados de dumbphones. Sí, teléfonos tontos que no sirven más que para realizar o recibir llamadas y mensajes que es, a fin de cuentas, la función primaria de estos equipos, pero que parecen insuficientes para el mundo interconectado de hoy día en que los usuarios quieren fotos de alta resolución, redes sociales, streaming y más.

Cayeron en tal desuso que muchos museos del mundo empezaron a incluirlos en sus exhibiciones, lo que para nada implica que se hayan ido del todo. Todavía es común encontrarlos en tiendas que por momentos parecieran estar vendiendo excedentes que nunca salieron de la bodega. También en personas que todavía cuentan con uno y que por años han sido etiquetados de rezagados, negacionistas, natitecnología, neoludistas…

Publicidad

La lógica indicaría que van a la baja rumbo a su inminente desaparición. Nada más erróneo. Así lo reporta BBC al revelar que la venta global de dumbphones estuvo cerca de alcanzar mil millones de unidades en 2021, un salto impresionante en comparación con los 400 millones de 2019. Números cada vez más cercanos a los 1 mil 400 millones de smartphones vendidos el año pasado tras una caída de ventas del 12.5% en 2020.

Las razones tras el dumbphone

Para entender el retorno del dumbphone vale la pena analizar la perspectiva de quienes nunca lo dejaron. Su renuencia al cambio siempre fue compleja, empezando por lo económico al tratarse de equipos considerablemente menos costosos que los más sofisticados smartphones. Un ahorro que además es beneficiado por dos aspectos clave como su resistencia y su nula necesidad de actualización.

Sobre lo primero, basta recordar que todos los que tuvimos un celular de la vieja escuela sabemos que eran infinitamente más resistentes a las caídas que cualquier teléfono inteligente. Lo segundo no es más que una oposición directa de obsolescencia programada que aqueja a los equipos de hoy en día cuyas actualizaciones eventualmente alcanzan un punto límite y de ahí se van tornando incapaces de soportar las cada vez más modernas aplicaciones. Algo que hoy más que nunca se puede evitar de manera deliberada con dispositivos que en muchos casos hacen opcional la presencia de apps y que en otros ni siquiera fueron concebidos para albergarlas. En cualquiera de las dos situaciones, se trata de una extensión de las funciones primarias para las que estos equipos fueron creados: enviar y recibir llamadas y mensajes,

A esto sumemos la lógica de quienes alegan que los smartphones son realmente innecesarios ya que sus tareas pueden ser realizadas en cualquier computadora: redes sociales, streaming, videollamadas… Razonamientos absurdos para los amantes de estos equipos quienes consideran que estas mismas propiedades ayudan a cumplir con las exigencias de un mundo hiperconectado. Y es precisamente aquí cuando empiezan los debates entre dos dispositivos tan distintos que invariablemente nos hacen pensar en lo perderíamos en caso de cambiar, cuando realmente deberíamos concentrarnos en lo que ganaríamos.

Publicidad

Conectividad o calidad de vida

Cada año surgen nuevos estudios que revelan la cantidad de tiempo que pasamos en nuestros celulares o mejor dicho, en nuestros smartphones. Los números tienden a variar dependiendo de la fuente o el año, pero los resultados siempre son desalentadores. La app RescueTime reveló en 2019 que los usuarios dedican un promedio de tres horas y quince minutos a sus dispositivos móviles; App Annie reveló en 2021 que los estadounidenses pasaban 4.8 horas en sus teléfonos inteligentes, mientras que en países como Brasil, Corea del Sur e Indonesia se sobrepasan las cinco horas; el sitio Reviews.org realizó una encuesta en 2022 con la que descubrió que el 74% de los entrevistados se sienten intranquilos cuando olvidan el teléfono en casa y el 48% experimentan ansiedad cuando la batería baja del 20%.

Datos preocupantes, pero nada nuevos, ya que las tendencias se han mantenido al alza por años y parecen incapaces de detenerse. Aún así, es imposible dejar de pensar que el 2020 marcó un punto crítico para muchos, cuando los distintos confinamientos alrededor del mundo obligaron a una conexión extrema. Ha pasado más de un año y todavía es difícil delimitar el tiempo que la gente dedicó a computadoras y celulares para sobrellevar su vida personal y profesional desde casa.

Prácticas que desembocaron en la fatiga de Zoom que suele referirse a la renuencia por las videoconferencias, pero que bien puede usarse para hablar del desgaste psicológico por el uso desmedido de la pantalla durante el año más crítico de la pandemia. Aunque todavía es pronto para confirmarlo, es probable que esta experiencia hiciera que cada vez más personas buscaran soluciones para alejarse de las pantallas, siendo la vuelta a un celular más básico una buena forma de empezar.

La vuelta al dumbphone apenas empieza y todavía falta mucho para hablar de tendencias y sobre todo de victorias, pero los números más recientes hacen que sea imposible descartar la posibilidad. Porque más que un cambio de equipo, sería un cambio en nuestra forma de vida.

Publicidad
Publicidad

Publicidad