Si hay un país con la capacidad de realizar todo lo que se propone es China. No nos referimos a su increíblemente rápida construcción de todo tipo de inmuebles, sino a la concepción de proyectos tan impensables que casi parecen extraídos de la ciencia ficción. Como cuando aseguraron que sus Juegos Olímpicos de 2008 recurrieron a un dispositivo capaz de controlar el clima y que garantizó los cielos despejados durante la justa deportiva, pero que también es capaz de colisionar nubes para hacer llover. Sí, nos referimos a labores de esa magnitud. Quizá por eso pocos se sorprendieron del todo cuando se anunció que el sol artificial chino es una realidad. Y aun así resulta obligado ahondar en el tema…
Primero aclaremos la gran cantidad de desinformación suscitada a su alrededor. Una vez concretada la noticia, las redes se inundaron de videos que mostraban una enorme bola luminosa elevándose por los aires. Imágenes completamente falsas al tratarse de un reactor nuclear y que como tal debe permanecer en Tierra. Por sus propias limitaciones técnicas y seguridad, ya que en este momento no existe una tecnología capaz de hacerlo volar de manera segura, pero también por funcionalidad ya que no hay una razón que amerite siquiera llevarlo al cielo.
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De acuerdo, puede que esta revelación le quite espectacularidad, pero para nada minimiza su importancia. Es bien sabido que uno de los mayores esfuerzos de la comunidad científica es encontrar formas de energía limpia, es decir, que no produzcan gases de efecto invernadero ni ningún tipo de desecho radioactivo. Por años se volteó a las alternativas renovables como el sol, el viento o el agua, pero más recientemente se ha volteado a la fusión nuclear por la gran cantidad de energía que produce y que sería capaz de sostener al mundo contemporáneo sin mayores problemas. Esto suena bien, pero ¿no es peligroso? Después de todo, las palabras nuclear y desastre están íntimamente vinculadas, ya sea por destrucciones deliberadas como las ocurridas en Hiroshima y Nagasaki, o accidentales como Chernóbil o Fukushima.
La respuesta es sí, implica riesgos que no deben ser tomados a la ligera, pero son considerablemente menores a los ocurridos en el pasado. Esto se debe a que la fusión nuclear de la que hablamos no debe confundirse con la fisión nuclear que tantos dolores de cabeza ha provocado en el pasado. Tal y como el nombre sugiere, los reactores de fusión nuclear fusionan núcleos atómicos para generar cantidades masivas de energía que puede convertirse en electricidad, mientras que los de fisión separan estos mismos núcleos, usando además combustibles fósiles en el proceso y dejando residuos altamente peligrosos en el camino.
Tampoco está de más hablar de esa etiqueta tan curiosa con el que identificamos al proyecto cuyo nombre oficial es EAST (Experimental Advanced Superconducting Tokamak). Ya establecimos que no vuela y definitivamente no será lanzado al espacio, ¿entonces? Si bien el Sol sigue siendo el gran e inigualable protagonista de nuestro sistema solar, este dispositivo imita las reacciones naturales que ocurren dentro de ésta y todas las estrellas.
Un futuro prometedor
El sol artificial chino ya es una realidad, pero lo cierto es que todavía está lejos de alcanzar su máximo potencial. Los reportes desde la agencia de noticias Xinhua aseguran que aunque la más reciente prueba del reactor estableció nuevos records, estos son de apenas 17 minutos a 70 millones de grados centígrados (cinco veces la temperatura del verdadero Sol). Números impresionantes, pero insuficientes para cubrir las necesidades energéticas del mundo contemporáneo y que aun así sientan “una base científica y experimental sólida para el funcionamiento de un reactor de fusión”. Así lo declaró el investigador del Instituto de Física de Plasma de la Academia China de Ciencias, Xinhua Gong Xianzu y quien dirigió el último experimento.
El camino por recorrer aún es largo, pues los investigadores chinos del proyecto ITER (International Thermonuclear Experimental Reactor) creen que este no será completamente funcional sino hasta 2060. Una fecha estimada que sin embargo puede reducirse de manera significativa dependiendo de los avances tecnológicos de las próximas décadas. A esto sumemos el desarrollo de estudios similares como EUROFusion, a cargo de la Unión Europea y cuyo reactor experimental estará listo en 2025.
Una vez que los planes se concreten, las posibilidades serán virtualmente infinitas. Por ser una fuente de energía limpia ilimitada que figura como un paso decisivo para revertir los efectos del cambio climático de una vez por todas, así como por muchas otras aplicaciones dignas del mejor sci-fi. Y es que si el ser humano ha creado un sol artificial que irradia luz y calor, ¿quién dice que sus mismas bases no podrían emplearse para concretar la tan anhelada conquista espacial?