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¿Merece Elon Musk ser nombrada la Persona del Año por Time?

Repasamos todas los ángulos detrás del controvertido reconocimiento.
lun 27 diciembre 2021 11:16 AM
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Elon Musk ha sido seleccionado por la popular revista estadounidense 'Time' como la persona del año.

La elección de la Persona del Año por parte de la revista Time es una tradición que comenzó en 1927, acumulando casi un siglo de historia y sobre todo de polémica. No es para menos. Después de todo se trata de un nombramiento sumamente complejo con el que, tal y como indica el propio medio, se reconoce “al individuo o grupo que más moldeara los últimos doce meses, para bien o para mal”. El reconocimiento del 2021 es para Elon Musk, una decisión que, como cada año, viene acompañada de todo tipo de debates en torno a los méritos del elegido.

La primera anomalía radica en que los empresarios rara vez han sido seleccionados por el impreso, que en su lugar suele decantarse por políticos –Adolf Hitler (1938), Joseph Stalin (1939), Winston Churchill (1940), Mikhail Gorbachev (1989) o Donald Trump (2016)– o activistas –Mahatma Gandhi (1930), Martin Luther King (1963), Greta Thunberg (2019). De hecho sólo cuatro empresarios lo habían conseguido, Walter Chrysler (1928), Mark Zuckerberg (2010), Jeff Bezos (1999) y Andrew Grove (1997). Cinco si consideramos a Bill Gates (2005), aunque en su caso fue elegido por su labor filantrópica. La tendencia es tan evidente que incluso ha dejado fuera nombres como Steve Jobs y Jack Dorsey, lo que es una prueba adicional de lo difícil que es acceder a la lista desde el terreno particular que sólo en muy contadas ocasiones ha logrado cambios en el panorama global.

La diferencia de Elon Musk es que, si bien es un empresario y un emprendedor, también es considerado por muchos como un visionario y un soñador. Hablamos del hombre más rico del mundo empeñado con el siguiente paso en la evolución del mundo en que vivimos. O quizá deberíamos salto, tan extremo que también es común escuchar su nombre acompañado de adjetivos como excéntrico e incluso loco. Tal vez sea un poco de todo lo anterior, pues como bien lo describe Time “es único en su clase”.

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A esto sumemos que se trata de “alguien provocativo […] que a menudo parece deleitarse con la división y la burla agresiva mientras le da al mundo acceso a su identificación a través de las redes sociales”. Un individuo tan peculiar que en ocasiones remite más a Tony Stark –sí, el hombre de hierro de Marvel– que al empresario convencional. Y buena parte de nuestro futuro como especie está en sus manos.

Esto último es clave para entender su nombramiento, que según explica el impreso, se debió a que es alguien que “considera que su misión consiste en resolver los desafíos más difíciles del mundo y, en el camino, interrumpir múltiples industrias a lo largo de dos décadas. Estos incluyen lo que alguna vez fue la creación central estadounidense, los automóviles con motor de combustión, y lo que alguna vez fue la aspiración central estadounidense, los vuelos espaciales, así como una letanía de otras manifestaciones de nuestro presente y futuro: construcción de infraestructura, inteligencia artificial, neurotecnología, sistemas de pago y cada vez más dinero en sí mismo a través de sus coqueteos con las criptomonedas”.

Con todos estos antecedentes como base es comprensible que Elon Musk fuera reconocido como la Persona del año, pero también que muchos se pregunten si realmente merecía el codiciado reconocimiento otorgado por Time.

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Elon Musk: forjando el futuro de la humanidad

Aunque existen muchas razones para justificar el nombramiento de Elon Musk, lo cierto es que basta con sintetizarlas en cinco: Tesla, SpaceX, Neuralink, OpenAI y SolarCity. Más allá de su labor en la concepción o consolidación de cada una de estas compañías, todas ellas, de la mano del emprendedor, están jugando un rol determinante en la construcción del futuro de la humanidad. Una etiqueta que para nada debe ser tomada a la ligera en los tiempos de crisis en que vivimos.

De hecho, su nombramiento puede verse como una continuación directa al de Greta Thunberg del 2019. Como ejemplo Tesla, no sólo es la empresa automovilística más rentable de la actualidad, sino que también ha sido pionera en la búsqueda del vehículo eléctrico con el que se pretende parar en seco buena parte de la contaminación ambiental, al tiempo que se desafía a la increíblemente poderosa industria petrolera. Sus esfuerzos no se limitan a la clase alta, sino que ya desarrolla vehículos más asequibles para garantizar el cumplimiento de sus objetivos medioambientales. Caso similar al del SolarCity, hoy Tesla Energy, enfocada en la generación de energía solar para las principales ciudades. No sólo para las grandes empresas, sino para las casas comunes y corrientes. Un trabajo fundamental si consideramos que nuestro mundo está al borde del colapso y si bien las aportaciones de todos aquellos que alzan la voz son más que bienvenidas, hoy más que nunca se requiere de personas con la capacidad técnica y económica para hacer un cambio. Alguien como Elon Musk.

Estas aportaciones conectan directamente con SpaceX que encabeza la nueva carrera espacial, esta vez alejada de la Guerra Fría y protagonizada por emporios particulares. Si el de Musk lleva la delantera es porque sus innovaciones le han permitido establecer alianzas con NASA, pero también porque no parece conocer de límites. Y es que mientras Richard Branson y Jeff Bezos aprovechan sus respectivas compañías para realizar viajes de ida y vuelta que remiten más al turismo millonario, Musk apunta de lleno a Marte convencido de que la llegada del ser humano al planeta rojo se concretará en un periodo no mayor de cinco años.

“Estaré sorprendido si no aterrizamos”, declaró en una reciente entrevista . Sus expectativas han sido tachadas de improbables por el simple hecho de que las principales agencias espaciales llevan años sin siquiera alunizar, lo que para nada evita el asombro ante un individuo empeñado en concretar el objetivo. Primero porque la ciencia demanda el rompimiento de nuevas fronteras, pero también porque la búsqueda de nuevos planetas se ha convertido en una medida urgente ante los problemas que aquejan al nuestro. Ya sea para liberar a la Tierra de la sobrepoblación que le aqueja o para tener una alternativa en caso de que nuestro mundo alcance un punto de no retorno, nuestro vecino cósmico representa una auténtica salida de emergencia que, en el peor de los escenarios, garantizarían la supervivencia de nuestra especie.

Más optimista es su búsqueda de la perfección humana desde sus cimientos con OpenAI avanzando a pasos agigantados en el desarrollo de una inteligencia artificial que no sólo mejore nuestras condiciones de vida, sino que sea capaz de solucionar muchos de los problemas más añejos de la humanidad: el hambre, las enfermedades, las guerras… Ni qué decir de Neuralink que en 2022 comenzará el implante de chips en cerebros humanos para que las personas tetrapléjicas puedan controlar máquinas con la mente. En una de sus metas más controvertidas, Musk confía en que estos implantes se generalicen en un futuro cercano para que seamos una humanidad conectada y capaz de potenciar nuestros cerebros a niveles inimaginables. Auténticos cyborgs que por años parecieron un sueño de la ciencia ficción hoy están más cerca que nunca de hacerse realidad.

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La otra cara de Elon Musk

Las dudas en torno a Elon Musk son comprensibles si consideramos que, a diferencia de otros empresarios que han sido reconocidos como Persona del año, su obra aún parece incompleta. Pongamos el ejemplo de Mark Zuckerberg, cuyo Facebook estaba lejos de ser el titán actual y aun así era una realidad palpable cuando recibió su nombramiento. En el caso de Musk, nadie puede dudar del potencial de sus compañías ni de la importancia de sus objetivos, pero estos aún están lejos de ser una realidad. Hoy día Musk es un visionario y una promesa, pero es difícil asegurar que su obra forjó de algún modo el año 2021.

A esto sumemos los señalamientos por los beneficios fiscales, que como a tantos otros empresarios, le evitan pagar grandes impuestos. Algo de lo que no es responsable, ya que todo es permitido por la ley estadounidense, pero que es duramente criticado en un mundo con grandes divisiones económicas que se agudizaron aún más durante la pandemia.

Y hablando de esto último, el coronavirus también ha sido un tema delicado en el historial de Elon Musk. No sólo minimizó los peligros de la COVID-19 en sus redes sociales, sino que se empeñó a mantener abierta una de sus fábricas en California cuando las autoridades sugirieron el paro de actividades. Sólo acató la orden cuando las autoridades federales así lo exigieron en el peor punto de la crisis. Esto último incrementó la inconformidad entre todos los que desde el año pasado insisten que el reconocimiento de Time debía ser para los médicos, científicos y personal sanitario que han estado en primera línea en la lucha contra el virus. Una exigencia que no se concretó el año pasado con el nombramiento de Joe Biden y que vuelve a quedar pendiente con la elección de Elon Musk.

¿Fue realmente el empresario la persona más destacada del 2021? Una de las decisiones más debatibles en toda la historia del título y cuya respuesta queda en cada uno de nosotros.

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