Tus finanzas están en orden
Odiamos poner esto como primer punto, pero realmente es lo más importante. Recuerda que, a menos de que goces de ciertos privilegios, mamá y papá no van a pagar la renta por ti, ni tendrás un roomie que te aliviane el gasto. A eso suma lo que gastarías en agua, internet, gas, luz, manteinimento, así como los gastos fijos y ocasionales que ya tienes. Si en tus superpoderes se encuentra el talento de ajustar presupuestos y no sólo estás dispuesto a hacerlo, sino que los números te salen, es un buen indicador de que ya estás listo para vivir solo.
Ya no te funciona tener roomies
Vivir con alguien cuando tienes veintitantos es normal, incluso recomendable (es más fácil navegar la vida adulta entre varios que en soledad total). Sin embargo, a cierta edad te das cuenta de que quizás necesitas más espacio y más independencia, e incluso estás dispuesto a pagar por ella. Si ya no puedes con esas dinámicas de tener que apartar la tele, tener visitas ajenas cuando estás en pijama o vivir con el hecho de que alguien más se acabe la comida que tú compraste, es hora de decirle adiós a la vida en equipo.
Eres lo suficientemente responsable
Esto aplica especialmente si vives con tus papás. Seguramente estás acostumbrado a vivir en una casa limpia y bonita. ¿Creías que eso pasaba por arte de magia? No, señor. Independientemente de que le pagues a una persona o que decidas hacerlo tú, vivir solo implica hacer tiempo para tender tu cama, lavar los trastes, sacar la basura, pagar tu renta y servicios a tiempo y hacer toda clase de quehaceres que harán que vivas en un lugar humanamente habitable. Si no estás dispuesto a hacer esto, no estás listo para hacerte cargo de un espacio tú solo.
Tienes ganas de crear tu propio hogar
Vivir solo significa que tienes libertad creativa sobre tu casa, y eso es un arma de doble filo: por un lado, la casa de tus sueños por fin puede ser tuya y nadie te puede decir que descuelgues ese póster horrendo que tienes desde los quince. Sin embargo, si recorrer mueblerías no es lo tuyo, es posible que no estés listo para convertir una casa en un hogar, y por más que tengas libertad, no te sentirás cómodo.
Puedes cuidarte solo
Esto no se trata de comer bien, bañarte diario, levantarte a tiempo, ni todas esas cosas que seguramente te enseñaron en tu casa. Se trata de saber cosas como prender el boiler, saber cómo destapar el baño, prepararte para emergencias geográficas (¿ya tienes tu mochila lista en caso de sismo?), entre otras emergencias domésticas. Si no puedes hacer esto sin angustiarte y hacer todo un drama interno –o incluso un drama claramente visible–, todavía tienes mucho que aprender antes de mudarte solo.