Para Ellebedy y sus colegas dieron a conocer el mes de mayo que en las personas que habían sobrevivido al Covid-19, las células inmunes que reconocen el virus permanecen en la médula ósea, por lo menos ocho meses después de haber contraído la infección. Por otra parte, un estudio de otro equipo señaló que las llamadas células B de memoria continúan madurando y fortaleciéndose contra este agente al menos un año después de la primera infección.
A partir de estos hallazgos, los investigadores apuntan que la inmunidad puede durar algunos años y posiblemente de por vida, este efecto sólo podría perdurar en personas que contrajeron la enfermedad y posteriormente fueron vacunadas. Hasta ese punto no estaba definido si la vacunación por sí sola podría lograr una inmunización de un efecto duradero.
En términos generales, el estudio señala que la mayor parte de las personas vacunadas tendrán inmunidad a largo plazo (el cual puede durar por años), considerando las variantes existentes hasta ahora. Aunque esto puede tener una consideración distinta para personas de edad avanzada, ya que estos tienen un sistema inmunológico debilitado y aquellos que toman medicamentos para inhibir la inmunidad podrían necesitar refuerzos. Por lo que los sobrevivientes al virus y luego recibieron alguna de estas dos vacunas nunca requieran un refuerzo adicional.
Hasta ahora no es muy claro cuánto podrá durar la protección con las vacunas con ARNm. Aunque hay una visión positiva de los esfuerzos clínicos hechos con Pfizer y Moderna, no podemos descartar cómo el virus ha ido evolucionando a lo largo de estos más de 16 meses de pandemia.