A qué se debe? Exploremos el mundo de las criptodivisas.
El NFT, o non-fungible-token, es una criptodivisa única que puede tomar la forma de prácticamente cualquier cosa que pueda existir en el mundo digital: una foto, un video, un GIF, un tweet, un meme... las posibilidades son casi ilimitadas. El NFT te permite comprar y vender la propiedad de artículos digitales, y por medio de blockchain, llevar un registro de los propietarios de los archivos.
Al estudiar la energía que usa un NFT y la contaminación que genera, Cryptoart.wtf , un sitio dedicado a estudiar el impacto ambiental de los productos basados en blockchain, descubrió que un NFT con un GIF de Space Cat, un gato en un cohete, tiene una huella de carbono equivalente a la que genera el uso de electricidad de un ciudadano estadounidense promedio durante dos meses. Al estudiar más de 18 mil NFTs, se encontró que la mayoría tiene un impacto menor que Space Cat, pero éste sigue rebasando la huella de una persona durante un mes.
¿El verdadero problema? Las criptodivisas. Tanto estas como los NFT son temas nuevos en la historia humana, por lo que aún hay mucho que estudiar y descubrir en cuanto a su impacto y consecuencias. Sin embargo, la teoría general es que, viéndolo desde un punto más holístico, el impacto debe ser mayor que el que estima Cryptoart. El mercado de NFT se mueve principalmente en mercados como Nifty Getaway y SuperRare, plataformas cuya moneda es el Ethereum. Esta criptodivisa –al igual que muchas otras– se construye en un sistema proof-of-work que consume muchísima energía, y existe una cuota por hacer cualquier transacción con esta divisa, irónicamente llamada "gas".
Los sistemas proof-of-work son sistemas de seguridad que supervisan las transacciones, a falta de un intermediario, como lo es el banco para las divisas tradicionales. El sistema obliga a los usuarios a reoslver rompecabezas complejos con máquinas que consumen energía en grandes cantidades. Esto es el famosísimo "mining". Al resolver un rompecabezas, los mineros agregan bloques de transacciones verificadas al blockchain y con ello ganan recompensas. Esto es intencionalmente ineficiente en cuestión energética, pues así no es un negocio lucrativo estropear el blockchain. Sin embargo, aunque esto hace que el sistema funcione de maravilla, hace que criptodivisas como el Ethtereum consumant tanta electricidad como un país del tamaño de Libia.
La alternativa
Hay otras estrategias para mantener el blockchain seguro sin dañar tanto al planeta. La forma más popular es con sistemas proof of stake, un sistema que reguiere que los usuarios, en vez de pagar con una cuenta de electricidad enorme, bloqueen algunos de sus propios tokens de criptodivisas en la red para demostrar que tienen una prueba de participación para mantener la precisión del blockchain. Si los sorprenden haciendo algo sospechoso, pierden esos tokens. Esto hace que las computadoras no necesiten resolver rompecabezas, lo que a su vez, genera un sistema ecológicamente más eficiente.
Existen soluciones como blockchains privados (de hecho, ya existen algunos dedicados sólo a NFT), pero lo más saludable radica en la opción más evidente: fuentes limpias de energía. Si las máquinas que operan criptodivisas funcionan con energías verdes, las emisiones se reducen. Sin embargo, esto no es una solución perfecta para el proof-of-work. Al final, para minar tokens seguiría habiendo una presión eléctrica, pues la energía se iría a la computadora, en vez de a cosas más urgentes, como la luz.
Hay varias piezas en el rompecabezas del "NFT verde" pero aún no se llega a una solución definitiva. Sin embargo, tanto artistas como compradores están empujando hacia un mercado más verde, principalmente presionando la conversión de Ethereum al proof-of-stake.