En las relaciones se pueden presentar microagresiones que pueden derivar en violencia emocional que lastime a una de las partes de forma duradera.(MilanMarkovic78/Shutterstock / MilanMarkovic78)
Redacción Life and Style
En nuestro cotidiano usamos muchas frases para relacionarnos con los amigos, colegas del trabajo, la familia y nuestra pareja. Sin embargo, hay algunas expresiones comunes que pueden generar daños emocionales en nuestros interlocutores y que a veces disfrazadas de humor estas frases suelen ser nocivas.
El llamado gaslighting o luz de gas es un concepto que representa la técnica de expresiones que provocan que la víctima empiece a cuestionar si su percepción de sentimientos, recuerdos, realidad o juicio son imprecisos o completamente erróneos a lo que está ocurriendo.
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La luz de gas por su naturaleza sutil, puede ser difícil de detectar y esta práctica siempre está ligada a retener el poder y control en una relación en detrimento de la conciencia del otro.
“Gaslight” como término de una conducta nociva proviene de la obra de teatro del mismo nombre presentada en 1938 del dramaturgo Patrick Hamilton. En esta obra el hombre trata de convencer a su esposa de que ella se está enloqueciendo para evitar que lo relacione con el comportamiento abusivo que él sostiene hacia ella.
“Las personas que no saben argumentar su punto de vista con autenticidad o ser fieles a su palabra recurren a la luz de gas como herramienta”, detalla la psicóloga Shannon Thomas, durante una entrevista a HuffPost la autora de Healing From Hidden Abuse.
Recurren a tácticas como esta para generar confusión, y eso es un síntoma de la debilidad de su carácter
Shannon Thomas
Esa táctica es un recurso al que recurre el maltratador para no hacerse cargo de sus actitudes y expresiones agresivas, opina la psicoterapeuta Beverly Engel, autora de The Emotionally Abusive Relationship.
Por ejemplo, acusarte de ligar o de ser infiel puede ser una cortina de humo para que no te fijes en lo que él sí está haciendo
Beverly Engel
Estas son algunas de las frases que más se relacionan con esta forma de abuso psicológico:
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¡Qué mala memoria tienes!
Una expresión completamente normal en una discusión, aunque mal referida puede ser el principio o la exposición de una problemática seria. “Todo el mundo tiene pequeñas lagunas de vez en cuando y no se acuerda de determinados detalles de una conversación de hace tiempo. Eso es normal”, explica Thomas. “Sin embargo, estos maltratadores psicológicos ponen en duda la memoria de su víctima en múltiples situaciones y niveles. Muchas veces lo consiguen porque la clave de la luz de gas es hacer que la víctima dude de sí misma. Cuando una víctima ya no se fía de sí misma, el maltratador la tiene completamente bajo su control”.
¡No! eso nunca ha pasado
La incertidumbre en hechos puntuales en experiencias comunes es parte de la técnica de la luz de gas. El decir o hacer cosas que posteriormente niegan y sembrar la duda en la persona afectada, apunta la trabajadora social Lisa Ferentz, especialista en el tratamiento de traumas.
La persona afectada empieza a cuestionarse sus propios instintos y pasa a fiarse más de la ‘realidad’ creada por el manipulador. Cada vez se vuelve más dependiente de él
Lisa Ferentz
No aguantas, eres demasiado sensible
En el momento que la persona intenta expresar que está dolida o decepcionada por algún comentario que se le ha dicho (no falta una broma sobre su aspecto delante de los amigos del maltratador), lo inmediato es minimizarlo apuntando a que se ahoga en un vaso de agua con una inofensiva broma. La agresión de este tipo puede hacer hacer sentir estúpida o muy minimizada a la persona por tratar de defenderse a sí misma de una situación que le incomodó.
“Cuando el maltratador derrumba la capacidad de la víctima de confiar en sus propias percepciones, esta accede a soportar la conducta abusiva de su pareja y permanecer en la relación”, dice Engel en una entrevista a HuffPost.
La luz de gas se ha ido interpretando a partir de múltiples microagresiones continuas que se dan en la convivencia diaria.(Photographee.eu/Shutterstock / Photographee.eu)
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Ya sabes cómo me pongo...
Una fuerte frase que da señales de un maltratador que tiene normalizada la luz de gas. Estas expresiones responsabilizan a la persona agredida por ponerle escenarios donde justifica su comportamiento abusivo
“La luz de gas implica retorcer los hechos para evitar culpas y responsabilidades”, describe Thomas. “Al decirle a la víctima que debería haber sabido lo que iba a pasar, el maltratador la culpa no solo por intentar confrontarle, sino también por la reacción que ha provocado en él”.
Que triste que pienses que te he hecho daño
Una frase que pasaría a primera vista como una disculpa, pero genuinamente no lo es. Esta es otra forma más de no afrontar su responsabilidad y dejar como único implicado al agredido por malinterpretar la situación, advierte la psicóloga B. Nilaja Green.
La víctima puede empezar a creer de verdad que es demasiado sensible o irracional y pasar a confiar más en la interpretación ‘precisa’ y ‘razonable’ del maltratador que en la suya propia
B. Nilaja Green
Ya estás enloqueciendo y no soy el único que lo piensa
Cuando la situación lleva tiempo de agresiones, el maltratador psicológico intenta que la persona afectada tenga que evaluar si su juicio está correcto y en todo caso lo usarán de forma ventajosa.
Una vez que la víctima se queda sin autoestima, el matratador ‘confirma’ su peor temor: ’debe de ser verdad eso de que estoy loca`
Lisa Ferentz
El maltratador es usual que intente convencer a los familiares y círculos cercanos de la víctima de que es mentalmente inestable para desestimar sus reacciones, distanciarla de ellos y eventualmente quedar aislada de esos contactos.
“Difunden esas mentiras entre los familiares y amigos de la víctima para intentar aislarla más. De este modo, consiguen que los demás se pongan de parte del maltratador”, indica Ferentz. “Esto reduce las probabilidades de que alguien se crea la versión de la víctima; las desconectan de los recursos que las ayudarían a escapar”.
La ironía, el humor y el sarcasmo pueden estar cargados de mucha violencia.(VGstockstudio/Shutterstock / VGstockstudio)
Se puede romper el ciclo
Dependiendo del tiempo que hayas estado en exposición a esta dinámica social puedes demorar en librarte de los efectos emocionales y psicológicos de estos. “El antídoto para la luz de gas es darte cuenta de que está ahí. Cuanto mejor te conozcas, más fácil te resultará escudarte de las falsas afirmaciones que hagan sobre ti”, explica Robin Stern en Vice.
Las recomendaciones para poder salir de esta violencia psicológica son:
Haz caso a tu instinto
La luz de gas desgasta tu autoestima alcanzando el grado de no sentir seguridad en tus instintos. Por lo que es importante que valores tus sentimientos y emociones.
Guarda el historial de las conversaciones
Nadie resiste al archivo, con pruebas para interpelar a un manipulador cuando niegue haber hecho o dicho una cosa que use para agraviar a la víctima, recomienda Thomas.
Llama su atención por su comportamiento
“Hazle saber que te has dado cuenta de que te está manipulando”, recomienda Thomas.
En el caso de que tu pareja te acusa de ser demasiado sensible, responde: “No, no soy demasiado sensible. Estoy reaccionando como reaccionaría cualquier otra persona a tu forma de tratarme y a las cosas que me dices”, o “No, el problema es que tú no eres suficientemente sensible”.
No hay una receta mágica
Para las personas afectadas por un manipulador no es fácil romper toda la dinámica y aún así el maltratador muy probablemente no cambie. El fortalecer los círculos de amistades y familiares da soporte para que la víctima no se hunda en una dinámica negativa, el compartir anécdotas de las situaciones de abuso con personas de confianza ayuda a la víctima a entender que está sujeta a una relación nociva y que debe cambiarla. El apoyo profesional con un psicólogo puede ayudarte aún más para que se verifique el nivel de abuso al que se ha enfrentado.
