Decir groserías es bueno para el dolor
¿Te golpeaste el dedo chiquito del pie? Un par de palabrotas podrían ser la solución a tu problema. Distintas investigaciones del Psychobiology Research Laboratory en Stafforshire, Inglaterra, han demostrado que decir groserías durante momentos de dolor ayudan a minimizar el dolor. Puntos extra si mientras las dices pones la mano en puño. Según la ciencia, es señal de resistencia.
El complemento perfecto a tu rutina de ejercicio
¿Quieres aguantar mejor tus rutinas? Decir groserías cuando sientes que ya no puedes más tiene un impacto positivo en tu resistencia. La lógica detrás de esto, y del punto anterior es la siguiente: al decir groserías, el cuerpo tiene una respuesta al estrés que inicia algunos reflejos de defensa. Así, se produce un rush de adrenalina, el ritmo cardíaco aumenta y el cuerpo entra en una modalidad de reacción de lucha o huida. A la par, se produce una reacción analgésica en el cuerpo, y nos volvemos más resistences al dolor.
Catarsis
Decir groserías en momentos de frustración, dolor o enojo suele ser liberador, no sólo porque comunica efectivamente nuestros sentimientos, de una forma que las palabras casuales no siempre logran. Esto hace que el desahogo sea más efectivo.