Sea ud. bienvenido al Rincón de Burgerman. Sea usted, como yo, un entusiasta clavado y obsesivo que vive en la eterna búsqueda del cáliz sagrado de la hamburguesa perfecta, o sea usted –también como yo–, un cliente casual de ese platillo americano llamado burger, ha llegado al lugar indicado para saciar sus necesidades de información de todo lo relacionado con el mundo de la carne molida entre dos panes. No todos somos como Pilón –el canchanchán de Popeye– que come, desayuna y cena hamburgers (aunque sea mi sueño guajiro de la vida), pero si ponemos un poco de atención a lo que sucede en el mundo de la gastronomía, nos daremos cuenta que, para beneplácito mío y de muchos más, las hamburguesas viven actualmente una explosión de popularidad y alcance a nivel, tanto nacional, como internacional, por lo cuál están en todos lados y de todas las variantes posibles.
Rincón de Burgerman: Sea usted bienvenido
Sea ud. bienvenido al Rincón de Burgerman y sepa, como declaración de principios, un par de cosas fundamentales. No soy chef; aunque me defienda en la cocina y en la cuarentena del Covid 19 mi nueva obsesión sea aprender, no tengo conocimientos culinarios avanzados. He intentado cocinarlas, pero tras años de intentos llegué a la conclusión de que lo mío, lo mío, es comerlas. Eso sí: más sabe el diablo por viejo que por diablo. He comido tantas que ya entiendo muchas cosas y ya le sé un poco al meollo del asunto. La realidad es que soy un tragón profesional que, como atinadamente dicen mis amigos, nunca dejé de comer como niño y dí el paso para comer como adulto. Gracias a mis trabajos de día, de civil, puedo viajar mucho y puedo acceder a múltiples referencias de ésta creación culinaria que tanto me llena la panza y el corazón. Mi vida, en realidad, gira entorno a la búsqueda y degustación de hamburguesas.
Deje que una burger, platillo que encarna la globalización del mundo moderno, le traiga sonrisas y le apapache el corazón.
Sea ud. bienvenido al Rincón de Burgerman, donde tenemos dos parámetros para poder hacer una reseña. En primer lugar, una hamburguesa es, para mí, de carne de res; todo lo demás son sándwiches. Que quede claro que si tiene un bollo y carne de res molida y hecha en pattie, es, efectivamente, una burger. Con queso, con tocino, con lechuga y jitomate, pero sin cebolla, la hace perfecta para mi. Pero, en realidad, todo lo extra que lleve son florituras. ¿Hamburguesa Vegetariana? Por favor, no me insulte. ¿Hamburguesa de Pollo? Casi, pero, eh, no. Soy muy ortodoxo en este sentido.
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En segundo lugar, y contrario a muchas preferencias populares, no reseño hamburguesas de carrito. ¿Por qué? Simplemente porque, para mí, el 90% de éste tipo de "hamburguesas" no lo son tal cual. Hay, efectivamente, unas buenísimas, pero también hay unas que no son ni de carne molida. Pagan justas por pecadoras, pero así hay que mantener los estándares. Entendido esto, vale la pena hacer la observación de que le entro prácticamente a toda hamburguesa que me tope en un establecimiento. ¿Comida rápida? Venga. ¿Fonditas? Bienvenidas. ¿Restaurantes que no son específicamente de hamburguesas? Claro que si. En fin. Las como siempre que son la opción. No puedo no dejar de comerlas.
Así que, sin más, sean bienvenidos al Rincón de Burgerman y deje que nos volvamos su paladar de confianza. Deje que una burger, platillo que encarna la globalización del mundo moderno, le traiga sonrisas y le apapache el corazón. Ni el encierro, ni la pandemia, ni el distanciamiento social nos puede detener en la búsqueda: hay que comerlas todas. ¡A por ellas!