La fuerza del cine no sólo radica en las historias que cuenta, sino en las obsesiones que nos genera: aquellos artículos que dan identidad a un personaje, y que sugieren una idea para que nosotros, los espectadores, podamos parecernos un poco más a aquel héroe de acción o gal´án empedernido. Entre esos elementos está la coctelería. ¿quién no ha pedido un Vesper martini para ser un poco más Bond o una imitación legal de un Moloko Plus para sentirse un droogie (obvio, sin "un poco de la vieja ultraviolencia")?
Además de estos clásicos, presentamos otros cinco cocteles que nos hacen sentirnos más cerca a nuestras películas favoritas.
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Singapore Sling con un side de mezcal
(Fear and Loathing en Las vegas)
Si alguien sabe inspirar decadencia es Hunter S. Thompson. Y anque lo ha hecho de mil maneras, este coctel creado en Singapur _obvio– 1915 permanecerá en nuestras memorias cinéfilas y gastronómicas por siempre. En la cinta, aparece en las primeras escenas, cuando Raoul Duke (Johnny Depp) dice: "lleguemos al corazón de esta cosa. Hace 24 horas estábamos sentados en el Polo Lounge del hotel Beverly Heights, en la sección del patio, claro, bebiendo Singapore Slings con mezcal a un lado, escondiéndonos de las realidades brutales de este año asqueroso de Nuestro Señor, 1971".
Con gin, brandy, licor de naranja, Bénédictine, granadina, jugo de limón y jugo de piña, este trago es para aquellos que no le temen a nada. El side de mezcal lo confirma.
White Russian
(The Big Lebowski)
(AFP) En secreto, todos queremos ser un poco como The Dude (Jeff Bridges): personas que rechazan los ideales de poder y la ambición, dando importancia a las alegrías simples de la vida... y todo eso sin parecer un débil. Y claro, con una simpleza tan extraña a primera vista, tenía que venir un destilado incomprendido y simple en la misma medida: el vodka.
Vodka, licor de café y crema de leche: estos tres ingredientes forman un White Russian (no se dejen engañar por el nombre; este trago es belga), coctel por escelencia para hacer feliz a un tipo como Lebowski. La esencia del trago –sencilla en ingredientes, rústica a la vista y compleja en sabor– le rinde un homenaje perfecto al personaje.
Ron, vodka, crema y jugo de naranja en un vaso largo. Este trago –originalmente un jugo de naranja carbonatado– llegó al cine de manera improvisada, después de que un escenógrafo –hijo del vicepresidente de la firma Orange Whip– pidiera al director John Landis que se mencionara el nombre de la bebida en la cinta. Así, la icónica línea del Burton Mercer (John Candy), "Who wants an orange whip? Orange whip? Orange whip? Three orange whips!", surgió de manera improvisada, en una escena en la que él y su equipo iban a ver a los hermanos Blues a un evento de recaudación de fondos.
El origen del trago es incierto, y la Oficina de Patentes de Estados Unidos tiene registradas varias bebidas bajo ese nombre. Sin embargo, la línea –aunque vacía– es tan memorable que, tras verla, más de uno se queda pensando: ¿qué diablos es un Orange Whip? Y al investigarlo, la primera respuesta será este coctel.
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Red Eye
(Cocktail)
(AFP) Cuando Brian Flanagan (Tom Cruise) decide que quieres ser bartender, comienza mal su solicitud de trabajo al admitir que no conoce la receta del trago infalible en el arsenal de cualquiera que busque sobrevivir a una cruda: un Red Eye. Con vodka, huevo, cerveza y mezcla de Bloody Mary, este trago es uno de los aprendizajes más útiles que hemos obtenido del cine: basta con tomar uno después de una noche de fiesta para comprobarlo.
Este coctel es un derivado del Bloody Mary, un trago francés que data de 1920, y que ha tenido distintas variaciones –unas mucho más afotunadas que otras– a lo largo de la historia.
Vodka Martini
(Blue Jasmine)
El cine nos ha enseñado que la crisis no vale nada si no se acompaña con un trago igual de dramático. Y en Blue Jasmine, Cate Blanchett nos introdujo a un vodka martini, un trago tan fuerte al gusto y tan sencillo en método, que se convierte en el acompañante ideal para desahogar penas y tirarse al drama un rato.
Con vodka, vermut seco y un twist de limón –stirred, not shaken para facilitar su preparación, destaca por un espíritu elegante, fuerte y de una formalidad que contrasta exquisitamente con la facilidad de su preparación.