Gardela es más que un restaturante, se trata de toda una experiencia. Desde que llegas un ambiente relajado te invita a sentarte en las sillas con dichos entre argentinos y mexicanos. El estilo del lugar es más bien un tipo industrial campirano, con toques de metal en las estructuras y mucho acabado en madera. Sin embargo, lo que entra de inmediato a tu cuerpo es el aroma a los asados que si bien se te antojan por el humo, también por la enorme vitrina donde se exhiben los trozos de carne, que se encuentran en un proceso de cierta "descomposición".
Ezequiel, director operativo, es el mejor anfitrión; de verdad que esta idea de hacerte sentir en la casa de tus amigos se hace realidad porque él y su equipo te tratan como el invitado especial, sólo que además aquí tienen a un excelente mixólogo, quien ha creado cocteles como Rabbit, uno a base de mezcal, así como el Carajillo Gardela, con crema encima.
Sin duda alguna la carne dry aged es la estrella de
La combinación entre lo argentino e italiano dan como resultado un mix de ensaladas, pastas y por supuesto cortes de carne exquisitos, así como pescados. La ensalada Gardela a base de jitomate, aguacate y queso de cabra es una entrada exquisita, si de cortes de carne (no dry aged) se trata, un Asado de Tiras al punto es estupendo, pues es preparado bajo la reacción de Mallard, un método de cocción donde se potencializa el sabor a su máximo esplendor. Los espárragos de la casa son una sorpresa, ya que traen queso y huevo, una mezcla de salado y dulce. El salmón también está dentro del top, pues llega cada tres días desde Chile, con la más alta frescura, es decir, conservando su sabor por completo. Finalizar con el pastel de chocolate es la mejor opción, pues su origen es belga, uno de los mejores productores de este alimento en Europa.
Para los que aman llos asados, existe un privado donde puedes armar tu comida, ya sea que tú y tus amigos preparen su comida o que alguien les ayude en el asadero. Sin duda, aquí, una excelente opción para festejar lo que se te ocurra o armarte una tarde y ver un partido, como si estuvieras en casa.
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