Semanas antes de saber que sería parte de la lista definitiva de México para el
No es el ‘arriesgado’
, que lo mismo va por la vida de boina y moño; tampoco es el icónico , que, por personalidad, podrá ponerse una chamarra de mezclilla hasta el último día de su vida. No. Pero está muy lejos de ser de la escuela del pantalón deportivo, dirigida por el técnico Marcelo ‘El Loco’ Bielsa. En un lugar en medio de ello, donde nace la combinación entre el lujo y el deporte, ahí es donde está cómodo.La sonrisa que lleva puesta, al cruzar uno de los salones del legendario
Ahí, en el bolso por el que sonríe, está el deporte. Y también el lujo. Y Miguel. También ahí está Miguel, quien sigue sonriendo. “¿Te gustaría estar en el mundo del modelaje?”, le pregunto al verlo tan cómodo ante la sesión. “Nunca se sabe. Nunca se sabe…”, contesta. Ni sí ni no. Un “nunca se sabe”. Pero mientras, modela junto a
, que ha puesto su confianza en el mexicano.“La jerarquía de Louis Vuitton a la hora de definir el concepto ‘lujo’ es total. Me siento cercano con ellos porque me gusta la marca, y ahora que he podido compartir ideas y proyectos, me han hecho sentir muy bien y cómodo. Su presencia es única. Y, en particular, ver la unión entre deporte y lujo, como con las
, me tiene encantado”, sentencia Miguel, confesándose, además, como un “amante de los relojes”.Hoy, Miguel sonríe. Pero no siempre ha sido así. Si el portero fallaba, la culpa era de Layún. Si expulsaban a un compañero, la culpa era de Layún. Y si llovía… si llovía, la culpa era de él.
“Vivir la presión de ser el culpable, para la gente, de todo lo que pasaba en el
, fue uno de los momentos más difíciles de mi vida. Rebasó el tema deportivo y me exigió una madurez que hoy me permite realizar mis sueños. ‘Todo es culpa de’ me transformó”, cuenta, mientras pasa de un sillón a otro.Pero ahora es tiempo de vivir un sueño, una ilusión: “El sueño de todos los que amamos un balón es el
. Ahí me veo, por ejemplo, junto a ' ', levantando sonrisas entre el público. Estoy convencido de que nunca se pueden prometer resultados, porque hay muchos factores que los alteran . Puedo prometer lo que está en mis manos, dejar todo y hacer lo que pueda para que las cosas salgan bien. Y todos deben entender que, al final, nosotros somos los primeros en querer hacer un mundial especial”, concluye Miguel. ¡Y sonríe! Esta vez sí es por el futbol.
Este 25 de junio, Layún celebra 30 años de vida, desde algún hotel en Rusia, con la convicción de derrotar a Suecia para avanzar a octavos de final. Y sí, seguramente sonríe también. Por un balón, por un año más de vida, por eso sonríe de ‘oreja a oreja’. Miguel sonríe.