Redford aceleró el latido de los corazones en papeles románticos como "África mía", se puso político en "El candidato" y "Todos los hombres del presidente" y desvirtuó su imagen de chico de oro en papeles como el de excampeón de rodeo alcohólico en "El jinete eléctrico" y el del millonario de mediana edad que se ofrece a comprar sexo en "Una propuesta indecente".
El actor usó los millones que ganó para lanzar el Instituto y Festival Sundance en la década de 1970, promoviendo el cine independiente mucho antes de que lo pequeño y lo estrafalario estuvieran de moda.
Nunca ganó el Oscar al mejor actor, pero su primer trabajo como director, el drama familiar de 1980 "Gente como uno", obtuvo el Oscar a la mejor película y al mejor director.
Sin embargo, sigue siendo más conocido por las dos primeras películas que hizo con Paul Newman: "Butch Cassidy and the Sundance Kid" (1969) y "El golpe" (1973), que se convirtieron en clásicos.
A pesar de su química y de su larga amistad personal, Redford no volvería a formar equipo con Newman, fallecido en 2008.
"Butch Cassidy" convirtió a Redford, de ojos azules, en una estrella de la noche a la mañana, pero nunca se sintió cómodo con la celebridad ni con la imagen de estrella masculina que persistió hasta bien entrados sus 60 años.
"La gente ha estado tan ocupada relacionándose con mi aspecto que es un milagro que no me haya convertido en una masa de protoplasma acomplejado. No es fácil ser Robert Redford", dijo en una ocasión a la revista New York.