Publicidad
Publicidad

¿Cómo trabaja un fotoperiodista durante una tragedia como el #19S?

Pedro Pardo, fotoperiodista, nos cuenta cómo vivió el #19S y cómo trabajó ante la tragedia
lun 09 octubre 2017 01:40 PM
Pedro Pardo
Pedro Pardo Fotoperiodista Pedro Pardo

Han pasado unos minutos desde que el reloj marcó las 13:00 horas. El fotoperiodista Pedro Pardo acaba de dejar su equipo fotográfico en su lugar, muy cerca de la puerta de salida en la Agencia France-Press; tiene que descargar las imágenes que acaba de tomar durante el simulacro de hace unas horas, aquel que conmemora el terremoto que hace 32 años sacudió a la Ciudad de México. En eso está cuando, inesperadamente, la oficina comienza a moverse de forma inusual. La alerta sísmica empieza a sonar.

Pedro conoce muy bien el protocolo de actuación de la agencia para la que lleva trabajando siete años, por eso sabe que el equipo fotográfico siempre va a un lado del lugar de trabajo, para agarrarlo inmediatamente en caso de ser necesario. Cámara, lentes y teléfono satelital en mano, abre la puerta para que todos puedan salir; saben que cuando algo extraordinario pasa, el punto de reunión es la Glorieta de la Cibeles, en la colonia Roma Norte, a un paso del edificio que los alberga, también que dando un paso fuera del inmueble se empieza a trabajar.

Pedro tiene 19 años como fotoperiodista, nueve de ellos los dedicó a trabajar en Guerrero y en cubrir la llamada “Guerra contra el narco”, ahí aprendió que “la cámara es un un bloqueador natural de la emoción”. Según cuenta, cuando estás frente a una escena muy dura, la cámara aísla y te mantiene firme en la misión de ir a trabajar.

Publicidad

Ruins of buildings knocked down Thursday night by a quake. Juchitan de Zaragoza, Mexico #AFP

A post shared by Pedro Pardo (@ppardo1) on

Así lo hizo este 19 de septiembre cuando un sismo de magnitud 7.1 en escala Richter, con un epicentro atípico, dejó en sitio la ciudad, Puebla y Morelos a las 13:14 horas.

Pedro, cámara en mano, recorre la periferia de la ciudad para registrar los daños, luego los hospitales, ya en la madrugada del 20 de septiembre va a casa y trata de dormir un poco, ahí se encuentra con su verdadero yo, el que se enfrenta a la realidad sin una cámara que lo proteja. “Es complicado porque de cierta forma privilegias tu labor como fotoperiodista, trabajas pero también quieres saber cómo está tu familia. Es impactante ver la ciudad que te ha albergado en una situación tan crítica”, explica.

Tras despertar, se dirige a Álvaro Obregón 286, pero tras cambios en el rol de cobertura, solicita hacer presencia en un derrumbe cercano, el de Ámsterdam y Laredo, un inmueble que tiene –además– una carga extra para él: ahí habitaba uno de sus amigos, el fotógrafo norteamericano Wesley Bocxe junto con su esposa, quien perdió la vida tras el siniestro. “Tenía, además, una responsabilidad de estar ahí, de atestiguar lo que ocurría”, explica.

Esta cobertura de 10 días lo hizo enfrentarse a un nuevo obstáculo: la oposición de la gente al fotoperiodista. Pardo reflexiona sobre cómo las malas coberturas, el amarillismo y la falta de ética de muchos medios han colaborado en la pérdida de confianza de la sociedad en el periodismo. Sin embargo, dice que sí hay una diferencia en el trabajo de unos y otros: la misión de servicio.

#Juchitan #Oaxaca #Mexico #earthquake #sismo #afp #help #photography #photojournalism #fotoperiodismo

A post shared by Pedro Pardo (@ppardo1) on

“El trabajo del fotoperiodista es muy importante en situaciones como la que vivimos en el #19S porque gracias a las imágenes que realizamos durante toda la cobertura el mundo se dio cuenta de la emergencia por la que pasaba el país, fue una forma de impulsar que viniera ayuda de fuera”, detalla.

En las primeras horas del suceso, Pardo optó por retirarse de las zonas en las que la población pedía que los medios no estuvieran presentes, pero cuando tuvo oportunidad se acercó a los más afectados para sensibilizarlos sobre la labor que los fotoperiodistas realizan y cómo esto puede ser un mecanismo que ayude a registrar los hechos, a evitar que esto se olvide.

“La responsabilidad del fotoperiodista radica en imprimir estos momentos para que nadie pueda decir que esto no pasó”, afirma.

Actualmente existe una convocatoria a participar en la subasta denominada #FotoPorWesley, que consiste en ofrecer al público imágenes que diversos fotoperiodistas han donado para que con esos fondos se pueda apoyar al compañero que tuvo grandes pérdidas personales y profesionales.

Te enviamos estudios, noticias sobre ciencia y más
Recibe las información más relevante.

Publicidad