El mejor retrato de Manuel Felguérez
Ante la mirada de Miguel Ángel Tobías, actor y director de cine español, el pintor y escultor Manuel Felguérez “es natural, frágil, cálido, sensible, consciente, un ser humano en plenitud”, nos dice en entrevista en el marco de la décimo cuarta celebración del Festival Internacional de Cine de Morelia.
El documental El caos y el orden: Manuel Felguérez y su obra abstracta (2016) –que se estrenará tentativamente en diciembre– retrata no sólo la poesía y magia que el artista mexicano imprime con sus manos, sino revela el universo de sencillez y humildad que los verdaderos artistas poseen. “Puedes descubrir al humano, al hombre de familia, al amigo, al entrañable esposo, sus gestos y memorias; también nos muestra cómo un hombre fue capaz de modificar artísticamente todo un movimiento en México y cómo llevo al país a una dimensión jamás antes vista”.
“Lo fascinante de su obra es que la puedes encontrar en las calles de la Ciudad de México”, advierte Tobías. “Veía su obra por todos lados, entonces despertó en mí la necesidad de querer saber quién era él. Me di cuenta enseguida y comprendí la dimensión artística, cultural e intelectual del personaje, pero me sorprendió que no se hubiera hecho alguna película sobre el artista. No entendía cómo nadie se había planteado en hacerla. Así que fue oportuno hacer este documental”.
- ¿Crees que no valoramos todo ese arte que hay en las calles de la Ciudad de México, donde podemos encontrar en las calles obras de Sebastián, Pierre Szekely, Mathias Goeritz, entre tantos otros?
“No sólo sucede en México, creo que se trata de una condición humana, donde valoramos más lo de fuera que lo nuestro. Es un juego en el que nunca estamos satisfechos, no vemos lo que tenemos, pero sentimos codicia por lo ajeno. Creo que el documental El caos y el orden se va a convertir en un material imprescindible por todos los mensajes que tiene. Más allá de la obra de Felguérez, que ha sido un transgresor, es un hombre sabio y descubrirás valores humanos a través de sus palabras”.
Y tiene razón, el documento fílmico tiene algo especial que no sólo te envuelve con el testimonio del maestro y su arte abstracto retratado con una belleza precisa y matemática, sino también posee “algo” especial, un alma cinemática que lo hace fascinante y estremecedor, como todo lo hecho e inventado por el eterno Felguérez.
