Beisbolista. Risas y jonrones. Música mexicana y atrapadas que parecen imposibles. Todos estos elementos conforman la personalidad de Randy Arozarena, el pelotero cubano-mexicano elevado a figura nacional gracias a sus hazañas deportivas y su contagiosa alegría.
#GameChangers Randy Arozarena
No existe un cubano más mexicano que Randy Arozarena y el deporte se encargó de formar ese vínculo. El beisbolista originario de Pinar del Río, Cuba, es querido y aclamado en territorio mexicano, a más 2,500 kilómetros de su isla.
Su historia de vida está marcada por la migración y la búsqueda de superación. Salió de su país y se instaló en México en 2016; comenzó a participar en las ligas profesionales locales y, eventualmente, se ganó el reconocimiento de los aficionados. Con su potencia al bate, su seguridad fildeando en los jardines y una actitud siempre positiva, logró un lugar en Grandes Ligas, primero con los San Luis Cardinals y más tarde con los Rays.
Aporta ofensiva y defensivamente, además de poseer una divertida personalidad, aunque fue el Clásico Mundial de Beisbol de 2023 el que marcó una nueva época para él, destacando como el mejor jugador del equipo mexicano.
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Después de recibir y corresponder todo ese cariño, es común verle con botas y sombrero de charro o algún otro detalle que deje clara su conexión con la cultura del país que lo adoptó y por el que formó un sentido de pertenencia, más allá de la distancia.
Además, este año el deportista fundó la Randy Arozarena International Foundation, una asociación enfocada en ayudar a aquellos niños en condiciones desfavorables, con donaciones y activaciones que respaldan el desarrollo e impulsan la calidad de vida de los más pequeños.
¿Por qué lo elegimos?
Más allá de sus espectaculares jugadas, Randy Arozarena ha entendido a la perfección su rol en la sociedad, con acciones e iniciativas destinadas a personas que viven realidades adversas desde temprana edad.