Un gesto que suscitó la reacción de distintas instancias del fútbol español e internacional, desde la Asociación de Fútbolistas Españoles (AFE) y la Liga Profesional de Fútbol Femenino al sindicato internacional de jugadores FIFPro, y la FIFA, que abrió Rubiales un procedimiento disciplinario.
También de la política española, con el presidente en funciones, Pedro Sánchez, y el ministro en funciones de Cultura y Deporte, Miquel Iceta, criticando lo sucedido.
Según los medios españoles, Rubiales presentará el viernes su dimisión, que será el tema central de la asamblea general de la Federación Española de Fútbol (RFEF), prevista a partir de las 10:00AM en las Rozas, en la periferia de Madrid, para la que están convocados 140 asambleístas.
Contactada por la AFP, la RFEF no confirmó esta información y declinó hacer comentarios.
El anuncio el martes de esta asamblea general convocada "con carácter de urgencia" estaba acompañada de una precisión": "En base a los últimos hechos acontecidos durante la ceremonia de premiación del Mundial femenino conquistado por la Selección Española el pasado domingo en Sídney, (...) están abiertas las diligencias internas de la Federación referentes a asuntos de Integridad".
"Rechazo unánime"
El domingo, poco después de la difusión de ese beso ante una audiencia planetaria, y a su regreso a vestuarios, Jennifer Hermoso afirmó, refiriéndose a lo sucedido, a través de un directo de Instagram: "¡No me ha gustado, eh!".
Poco después, en declaraciones transmitidas a la prensa por la RFEF, la jugadora explicaba que se trató de un "gesto mutuo totalmente espontáneo por la alegría inmensa que da ganar un Mundial".
Rubiales, que en un principio llegó a insultar a quienes le criticaban, pidió perdón horas después en un video. "Hay un hecho que tengo que lamentar y es lo que ha ocurrido entre una jugadora y yo, con una magnífica relación entre ambos, al igual que con otras, y donde seguramente me he equivocado", afirmó.
Sus disculpas no convencieron a una parte de la opinión pública española y tampoco al Consejo Superior de Deportes, organismo público español dependiente directamente del ministerio, que amenazó con llevar el caso al Tribunal Administrativo del Deporte (TAD) y tomar medidas si la propia RFEF no lo hacía.
En cuanto a Hermoso, hizo saber a través de su sindicato, Futpro, su deseo de que se tomaran "medidas ejemplares" contra Luis Rubiales.
El miércoles, la Liga Profesional de Fútbol femenino lanzó un comunicado pidiendo la inhabilitación de Rubiales.
Para la Liga F, "la gravedad de lo sucedido, el daño causado y el unánime rechazo mundial obligan a tomar decisiones. La sociedad se ha manifestado con claridad. España y el fútbol español no merecen un representante de este nivel, y las instituciones deben acompañar y dar respuesta al sentir de la sociedad".
Las reacciones a ese beso se hicieron notar más allá de las fronteras españolas. Desde la estadounidense Megan Rapinoe, una de las futbolistas más conocidas del mundo, hasta Amnistía Internacional, que consideró que ese beso es un acto "de violencia sexual en el entorno de trabajo y ejercido por un superior jerárquico".
Cada vez más voces se han elevado, como las de Carlo Ancelotti, entrenador del Real Madrid, para el que Rubiales "no se ha comportado como un presidente de una federación".
Queda por saber si la asamblea general reunirá el número suficiente de votos para aplicar una eventual decisión. Es necesaria la presencia de un 50% de los asambleístas, pero la Federación vasca y numerosos representantes de clubes ya han anunciado que no acudirán a la cita dada la gravedad del caso.