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Estrellas virtuales: el éxito detrás de un avatar

La nueva tendencia virtual ya domina varios mercados, ¿se extenderá por el mundo?
sáb 12 noviembre 2022 02:00 PM
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En el 2002, Al Pacino protagonizó una película sobre un productor que decide solucionar un problema de casting con la realización de una actriz completamente digital. Se trata de S1m0ne, la cual fue duramente criticada por numerosos aspectos, entre los que sobresalía lo absurdo de su premisa. ¿Cómo podría alguien alcanzar el estrellato sin siquiera existir? El personaje del actor lo tenía claro: “nuestra habilidad para manufacturar el fraude ahora excede nuestra habilidad para detectarlo”.

Han pasado veinte años de su estreno y la realidad vuelva a superar a la ficción. No con estos niveles de engaño –o al menos no que nosotros sepamos–, sino con la idolatría de avatares que empiezan a figurar como los grandes protagonistas del entretenimiento contemporáneo. Nos referimos a las estrellas virtuales, mejor conocidas como VStars, celebridades cuyos rostros desconocemos y que son abiertamente representadas por todo tipo de identidades digitales.

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Lo que suena a ciencia ficción es una realidad que cobra cada vez mayor fuerza en países como Japón, India y Estados Unidos, donde las juventudes tienden a devorar los distintos contenidos protagonizados por estas figuras en canales como YouTube, donde han encontrado el auge bajo la etiqueta de VTubers. Si bien su éxito ha sido la base de una potencial industria, las razones detrás de su existencia son más complejas de lo que muchos podrían imaginar.

Rostros reales y virtuales

Casi siempre se habla de Gorillaz como el gran pionero, pero lo cierto es que la tendencia de las VStars comenzó mucho antes de que el internet dominara al mundo. Concretamente en 1958 con Ross Bagdasarian acelerando su voz para abrir paso a una de las bandas musicales más queridas de todos los tiempos: Alvin and the Chipmunks. Las primeras presentaciones del grupo no pudieron darse sino hasta los 80, lo que poco importó ante sus altas ventas. ¿La razón? Ningún adulto pensaba que realmente escuchaba ardillas cantoras, simplemente se dejaba llevar por la magia de la idea y la diferenciación del concepto.

No pasó mucho tiempo para que la fórmula fuera replicada por The Archies, Josie and the Pussycats y muchas otras producciones animadas. Tampoco nos olvidemos de The Muppet Show que lo hizo con el uso de sus icónicas marionetas. Con el tiempo cayó en desuso, pero sin irse del todo como demostraron Jem en los 80 y el retorno de The Chipmunks en los 90.

Es aquí cuando entra Gorillaz, con un giro decisivo a inicios de los 2000 que implicó personajes maduros, que habitan en un universo propio y que eran creados mediante una gran variedad de técnicas que garantizaban una continua evolución para un mundo que avanzaba cada vez más rápido. Sus motivaciones también eran distintas, pues la idea nació del deseo de dar más sustancia a un entretenimiento que lucía cada vez más banal. Fueron seguidos de nombres como Dethlok, Crazy Frog Gummibär, Studio Killers, K/DA y Hololive por nombrar algunos.

Y entonces llegó la democratización del internet con redes sociales que daban voz a todos. Fue aquí cuando todo se disparó, con apariciones que comenzaron en YouTube y hoy se extienden por distintos territorios, siendo Twitch uno de los más populares. Las razones detrás de estos avatares son incontables: hay quieres recurren a ellos en busca de diferenciación en un mercado cada vez más saturado o ansiosos por exaltar su creatividad. También hay situaciones más personales, como la timidez de los usuarios ante las cámaras o el deseo de algunos por compartir sus gustos e inquietudes sin perder su privacidad.

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En el caso de las mujeres, también está el deseo de esquivar una violencia de género que se manifiesta de manera cada vez más recurrente en la modalidad online. “Siento que ha permitido a muchas de nosotras, especialmente a las mujeres, probar la creación de contenido sin sentirnos inseguras”, asegura la VTuber Suzuki Zuriko. “No tengo que preocuparme de que la gente se burle de mi cuerpo real o haga comentarios sexistas”, reportó BBC .

A diferencia de las contadas bandas musicales, los VTubers han abierto nuevas posibilidades para la industria. No sólo con con el anuncio de productos, casi siempre de corte tecnológico como los videojuegos, sino también para la generación de los avatares. Hay quienes diseñan los suyos, pero muchos son encargados a animadores que los programan con software de tracking (rastreo) para imitar movimientos de cara y cuerpo. Una especie de motion capture sin necesidad de trajes especiales con puntos de captura.

Tampoco nos olvidemos de las agencias de marketing y relaciones públicas especializadas en estos ídolos virtuales del siglo XXI. Tal es el caso de Nijisanji y Project Starscape, con estrategias que presuntamente ocultan la clave para lanzar al próximo gran referente virtual de la red.

Futuro de la VStar

Hablar de futuro en una industria naciente y cambiante siempre es difícil, pero las tendencias indican que las VStars continuarán en ascenso hasta extenderse por el mundo. Es, después de todo, una tendencia más dentro de las redes sociales como en su momento han sido los filtros, los bailes y los challenges. ¿Hasta dónde llegará dentro de la internet? Eso es más difícil de predecir.

Más interesante es hablar de las posibilidades al interior de otras industrias. Cada vez hay más programas de concursos que recurren a presentadores virtuales, como el japonés Chiko’s Challenge o el español Mapi. En ambos casos, con personajes netamente caricaturizados.

Hay quienes creen que no falta mucho para que tendencias similares lleguen al cine. No con personajes de corte fantástico como Gollum (El Señor de los Anillos) o Neytiri (Avatar), sino con encarnaciones virtuales realistas. Se hablar de leyendas cinematográficas que podrían ser recreadas digitalmente, como sería el caso de James Dean para la película Finding Jack, pero no por ello debemos descartar la creación de estrellas completamente virtuales. Sí, como S1m0ne. Ya lo decíamos al inicio, la realidad siempre termina por superar a la ficción.

Las estrellas virtuales han dejado de ser un sueño de la ciencia ficción para convertirse en un elemento más del mundo en que vivimos. ¿Qué seguirá después? La única certeza es que vivimos en tiempos donde todo puede ser posible.

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