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House of the Dragon: ¿ha cumplido con las expectativas?

La serie cruza su hemisferio y analizamos lo sucedido hasta ahora.
sáb 01 octubre 2022 10:36 AM

Game of Thrones tuvo un desenlace sumamente controvertido y que sigue generando algo más que simples debates. Todavía hay quienes insisten en que esa octava y última temporada debería ser suprimida del canon y realizada nuevamente, sólo que esta vez, haciendo justicia a los personajes y la historia.

En medio de esta polémica, a nadie debería sorprender que la premier de House of the Dragon estrenara en medio de la incertidumbre. ¿Reivindicaría a los Targaryen o los sumiría más en su presunta locura?

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La temporada debut ha superado su hemisferio y aunque todavía es muy pronto para dar un veredicto, sí que es posible decir si ha estado a la altura. Recordemos que a estas alturas, la serie que lo inició todo ya había ejecutado algunos movimientos clave en su tablero: el intento de asesinato de Bran Stark, la mudanza de Jon Snow al muro, la captura de Tyrion Lannister por parte de Catelyn Stark, las noticias de Daenerys Targaryen a Westeros, y los esfuerzos de Ned Stark por descubrir los secretos alrededor del Rey Robert Baratheon.

Por naturaleza, es difícil que una trama centrada en una sola familia pueda tener tantos movimientos como su antecesora. Sin embargo, el show sí que ha perpetrado varios que parecen decisivos a futuro: la elección de Viserys sobre Rhaenys, el deceso de Aemma Arryn sin dar un heredero varón al rey, el ascenso de Rhaenyra como sucesora al Trono de Hierro, la elección de Criston Cole para la Guardia Real, el matrimonio del rey con Alicent y de la princesa con Laenor Velaryon, y la muerte del soberano con un reino dividido por la sucesión.

El poder de los dragones

Las comparaciones entre Game of Thrones y House of the Dragon son comprensibles. Ambas historias nacen del ingenio de George R.R. Martin, forman parte de un mismo timeline y como tal de una misma franquicia. Lo que para nada significa que sean el mismo proyecto ni que compartan las mismas intenciones.

Sus tramas están separadas por 200 años, con Dragon iniciando cerca del 100 antes de la conquista (AC) y Thrones haciendo lo propio poco antes del 300 AC. Sus contextos son diametralmente opuestos, pues la primera cuenta con los Targaryen firmes en la corona, mientras que la segunda tiene a unos Baratheon cuyo reinado se tambalea en medio del conflicto y las habladurías. La precuela gira en torno a las intrigas familiares en pos de la sucesión y la original alrededor del poder.

En este sentido, la recién estrenada serie ha ejecutado una labor sobresaliente, olvidándose de las viejas nociones de heroísmo y villanía para introducirnos con mujeres y hombres que claman lo que consideran justo. Evidentemente, los métodos varían, lo que resulta clave para las simpatías de las audiencias, pero al final todos son iguales a su modo. Una construcción que deja personajes tan complejos como humanos, todos alejados del viejo concepto del noble caballero andante dispuesto a dar la vida en defensa de la justicia y los oprimidos.

Esto con Rhaenyra al centro del conflicto, cuyo género le permite ahondar de lleno en la posición histórica de las mujeres, relegadas a un segundo término en puestos de poder y obligadas a actuar de manera distinta a los hombres ante los juicios de una sociedad acusadora. Mensajes sumamente relevantes para los tiempos en que vivimos y que Daenerys sólo tocó superficialmente. No por falta de calidad narrativa, sino por la naturaleza del show del que formó parte y el amplio número de personajes en el mismo. También por el contexto, ya que el movimiento #MeToo comienza oficialmente en 2017, es decir, en el ocaso de la serie que lo inició todo.

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¿El reino se desmorona?

A pesar de sus evidentes fortalezas, es común escuchar que los dragones no terminan de levantar el vuelo. Esto puede atribuirse a la naturaleza del material fuente, Fuego y sangre, que explora el pasado de la casa Targaryen. A diferencia de la complejísima Canción de hielo y fuego, que debió ser simplificada en muchos aspectos para garantizar el salto a la pantalla, este nuevo texto tiene un estilo más bien histórico. Se olvida de las narrativas y por consiguiente de los detalles para enfocarse en los acontecimientos puros y duros.

Esto ha provocado que los guionistas se vean obligados a realizar añadiduras que lucen espectaculares en su momento, pero que realmente no conducen a nada. Como ejemplo el enfrentamiento con el temible Craghas Drahar, que en el libro toma menos de una página, en la serie es tratado como un hecho decisivo. Estando apenas en la primera temporada, parece demasiado pronto para este tipo de decisiones.

A esto sumemos las ya mencionadas comparaciones de House of the Dragon con Game of Thrones. Una práctica que no sólo ha sido culpa de los acérrimos "thronies", sino que ha sido favorecida por HBO con toda clase de detalles, algunos más perceptibles que otros. El más evidente es, sin duda, la música, ya que lejos de buscar la manera de que este show se haga de su propia esencia desde sus créditos iniciales con un nuevo tema central, la producción se decanta por el escuchado en la serie original. También ha sido propiciada por los medios, pues fueron varios los que aplaudieron el quinto episodio, 'We Light the Way’, por sus parecidos con el antecesor.

Finalmente, la posición de dragones. Decisivos durante el reinado de los Targaryen al ser un símbolo de poder y miedo, y cuya situación se ha tornado incierta hasta ahora. Fueron los grandes ausentes durante la primera mitad del show, para luego tener una presencia dominante en el sexto episodio. ¿Hacia dónde se inclinará la balanza? Es un hecho que no hacen falta combates para mostrarlos, pues George R.R. Martin lo hace refiriéndose a los vuelos de los distintos elementos de la casa del dragón, las complicaciones de su crianza en las dragoneras y la práctica ancestral de colocar un huevo junto a los recién nacidos para forjar un vínculo inquebrantable. Cruzamos los dedos para que la producción los muestre como algo más que animales salvajes sedientos de fuego y destrucción.

Con altas y bajas, House of the Dragon ha demostrado ser un digno sucesor de un título histórico como Game of Thrones, así como un nuevo pico de calidad en esta edad de oro de las series. Queda mucho camino por recorrer y hay buenas razones para pensar que será glorioso, con el grito de “Dracarys” escuchándose por todo lo alto.

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