Un misterio como pocos
Es difícil hablar de lo nuevo de Jordan Peele sin caer en los spoilers. No se preocupen que seremos sumamente cuidadosos y desde ahora les adelantamos que aun cuando hayan disfrutado de todos los avances liberados hasta ahora, en realidad no han visto nada. Así de impactante es.
Y es que para lograr su mayor misterio, el creativo recurre a una de las fusiones más improbables del audiovisual como es la de ciencia ficción con western. Tan compleja que las realizadas en lo que va del siglo XXI se pueden contar con los dedos de una mano, siendo Westworld la única sobresaliente de todas.
Una decisión que no es casualidad ni mucho menos vanidad, sino un esfuerzo por plasmar los remanentes de una sociedad en estado puro, los cuales se tambalean cada vez más ante una humanidad que parece distorsionarse cada vez más.
Hablamos de una sociedad ansiosa de mirar y sobre todo de ser mirada, aun cuando es consciente de que esto le adentrará en una espiral de la que no hay vuelta atrás. De una consumición indiscriminada que destruye todo lo que se cruza a su paso. Pero sobre todo, que genera una obediencia incondicional.
Esto último, con la inquietante historia de Gordy como cereza del pastel. Una subtrama que ha suscitado fascinación, confusión y muchas pesadillas entre quienes han visto la película y que remite directamente a la historia real del chimpancé Travis y de muchos otros animales fuera de control a pesar de su domesticación. ¿Somos la siguiente especie en revelarnos? Quizá lo mejor sea que cada uno disfrute del filme para sacar sus propias conclusiones.
De momento, no está de más recordar la fiera aseveración de The Washington Post , “Peele ha conocido al enemigo y somos nosotros”.