Este suizo, "obsesionado con la exploración", se dedicó a cartografiar el plancton oceánico, esta gran "sopa de microbios" compuesta de virus, bacterias, protistas, animales, etc. Estos "bosques invisibles", navegando a merced de las corrientes marinas, hicieron el planeta habitable, produciendo la mayor parte del oxígeno que respiramos, detalla.
"La biodiversidad es ante todo microbiana. Durante 3 mil millones de años, no había más que microbios", señala el investigador. Ahora bien, "no se sabe con qué microbios vivimos, ni cuántos hay en la Tierra".
Aprovechando las lecciones de la misión "Tara Océanos", que ya realizó 220 mediciones de microorganismos marinos, Colomban de Vargas y sus colegas investigadores quieren establecer una "medida cooperativa, frugal, planetaria y perenne" de esta vida invisible del océano.
A través del proyecto "Plankton Planet", se busca confiar, a largo plazo, instrumentos de medida y sensores económicamente accesibles a las decenas de miles de veleros, barcos de comercio o de transporte de mercancías que surcan el planeta.
El objetivo es comprender "la adaptación de lo vivo frente a los cambios brutales" impuestos por las actividades humanas.
"Pero no es evidente porque es necesario que la medida sea homogénenea", subraya Colomban de Vargas.