Genio y errores inimaginables
La estadounidense fue aclamada por el público cuando volvió a pisar la hierba, pero rápidamente falta de práctica y sufrió un quiebre de su primer de servicio en su primer juego.
Inicialmente muy por debajo de su mejor nivel y aparentemente en baja forma física, se recuperó y rompió el saque se su adversaria en el cuarto juego para empatar a 2-2, jalonada por el público.
Tras perder el primer set pareció recuperar el genio, se concentró en el saque y subió a la red para terminar varios puntos con gran determinación.
Pero algo oxidada también cometió errores otrora inimaginables, en los golpes cortados o al restar el saque de una jugadora sin experiencia pero que la hizo correr hasta el agotamiento.
Sin embargo, mejoró la precisión al buscar las líneas, en reveses cruzados con grandes ángulos que le permitieron empatar a dos mangas con un rápido 6-1.
Pese a estar a un paso de ganar el encuentro en el décimo juego del tercer set, se acabó viendo con un punto de partido en contra que salvó con una potente y eficaz volea.
Llegó así a un tie-break que empezó dominando con precisión y acabó perdiendo con varios errores.
"Estoy muy emocionada", aseguró Tan. "Es una superestrella. Cuando era niña, la veía tantas veces en la televisión".
"Pensé que si podía ganar un juego, dos juegos, sería muy bueno para mí", dijo casi sin poder creerse su proeza.
Tras un año alejada de las pisas, la semana pasada Williams calentó motores formando pareja con Ons Jabeur en el torneo de dobles de Eastbourne, donde tuvieron que retirarse tras ganar dos rodas por una lesión de la tunecina.
La estadounidense ganó el último de sus siete títulos de Wimbledon hace seis años, pero llegó a la final en 2018 y 2019.