Superhéroes y vampiros son dos mundos que parecen opuestos, pero no lo son. Todo lo contrario, al grado que podemos decir que ambos han ido de la mano por generaciones. Tanto DC Comics como Marvel cuentan con un amplio catálogo que va de los más generales al colmilludo por excelencia como sería el caso de Drácula. Esto, además, sin olvidarnos de los personajes generales sustentados sobre estas mismas bases: Man-Bat para DC, y Blade y Morbius para Marvel.
Este último fue, de hecho, pieza clave en la adición. Por años los comics norteamericanos estuvieron sometidos a una intensa vigilancia de autoridades, la cual comenzó por las exigencias del psiquiatra Fredric Wertham quien insistía en que los impresos debían ser aptos para todo público. Era especialmente renuente a las historias de terror. Su cruzada alcanzó un pico en 1954 con la instauración del Comics Code Authority, un código que señalaba qué los títulos eran inapropiados para los más jóvenes. Casi dos décadas después, concretamente en 1971, Marvel puso estas normas en aprietos con una historia centrada en el uso de drogas ilícitas y que obligó a una revisión de las bases establecidas por las autoridades. Y fue así como el escalofriante género regresó al mundo de las historietas y la casa de las ideas no tardó en aprovecharlo para la creación de su primer gran personaje sustentado sobre el terror. Se trata de Morbius, también conocido como el vampiro viviente.