“¿Te gustan las películas de terror?”. No es casualidad que una frase tan sencilla se convirtiera en una de las más icónicas en toda la historia del cine, sino la prueba irrefutable del impacto de 'Scream' (1996). La misteriosa voz que la pronuncia, la naturaleza metanarrativa del momento o el detonar de una secuencia tan sorpresiva como impresionante, todo pasa a segundo término ante el hecho de que la modestísima línea marca el inicio del filme que exhibió y cambió las reglas del juego para siempre. Una historia de asesinos seriales y damiselas en desgracia que terminó alzándose como el gran fenómeno del terror de su tiempo, además del último, en poco más de un cuarto de siglo.
No es exageración. La naturaleza hostil del siglo XXI ha sido decisiva para el incremento en el número de películas de terror, muchas de ellas altamente populares e incluso algunas decisivas para la evolución del género. Tal sería el caso de El juego del miedo, La noche del demonio y El conjuro, por nombrar algunas. Si muchos son renuentes a decir que nos encontramos en una edad de oro se debe en buena parte a que estos y otros títulos se mueven sobre bases preestablecidas, actualizándolas pero sin romperlas del todo. No fue el caso de 'Scream'.
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La cinta pertenece al subgénero slasher que engloba a toda clase de asesinos seriales pero que ha convertido a la juventud desenfrenada en su víctima predilecta. Gozó de una enorme popularidad en los 70 y 80, producto del libertinaje adolescente de la época, para luego caer en un bache del que parecía incapaz de levantarse. Esto en buena parte por su concepción formulaica que resultó en tramas cada vez más predecibles.
El estreno en México es el 13 de enero de 2022
Y entonces llegó Wes Craven. El cineasta ya había garantizado su lugar como un maestro del terror con títulos como La última casa a la izquierda (1972), La colina del terror (1977) y sobre todo Pesadilla en la calle del infierno (1984). Fue esta misma experiencia la que le permitió ascender como una auténtica leyenda del género: alguien capaz de entenderlo y plasmarlo, pero también de deconstruirlo y manipularlo para finalmente revolucionarlo desde sus cimientos.
Reglas por romper
Resulta irónico que la renovación del slasher comenzara replicando la fórmula de su primer gran exponente. Se trata de Psicosis (1960), para muchos la joya de la corona de Alfred Hitchcock y que sorprendió a propios y extraños con el brutal asesinato del personaje encarnado por su actriz estelar, Janet Leigh. En el caso de Scream, buena parte de la campaña promocional giró en torno a Drew Barrymore, contemplada para protagonizar la película hasta que se concluyó que su aparición como la primera víctima haría pensar que estábamos ante una historia en donde todo podía pasar. Una apuesta arriesgada pero que funcionó con creces.
No menos curioso es que la conversión continuara a partir de los dos arquetipos más recurrentes del subgénero: la final girl (chica final) y por supuesto, el asesino. La primera, Sidney Prescott, fue interpretada por una Neve Campbell popular gracias a su participación en la serie Party of Five (1994) y al reciente estreno de Jóvenes brujas (1996), pero muy lejos del estatus de estrella. Un personaje cuyo tormentoso pasado le hizo tímida, introvertida y sobre todo virginal, o en otras palabras, muy distinta a todos los jóvenes que le rodean. El segundo, un misterioso sádico cuya identidad permanece oculta hasta los momentos finales del filme. Se esconde tras una máscara cuyo rostro de lamento se inspiran en El grito de Edvard Munch así como en la portada de The Wall de Pink Floyd.
Personajes convencionales que terminaron convirtiéndose en iconos del terror: ella ascendió como la final girl más importante del cine después de Laurie Strode encarnada por la mítica Jamie Lee Curtis y referenciada en distintos puntos del filme; él ascendió como un referente de la cultura popular apoyado por la máscara más importante del entretenimiento audiovisual hasta la llegada de 'La casa de papel'.
El ascenso se debió en buena parte a la peculiaridad de que estos y el resto de los personajes operan fielmente bajo las reglas de supervivencia que rigen estas películas y que son mencionadas a lo largo de la historia. No tener relaciones sexuales, evitar el alcohol y las drogas, y nunca decir ahora vuelvo. Cada que alguien usurpa una de estas pautas es violentamente atacado o asesinado. Una metanarrativa fascinante que rinde homenaje al subgénero al tiempo que juega con el espectador poniéndolo a prueba en todo momento. ¿Te gustan las películas de terror? Demuéstralo: identifica al asesino y demuestra que habrías sobrevivido a esta.
El reto se torna más desafiante con cada nueva entrega bajo la premisa cinematográfica de que el número de víctimas aumentará, las muertes serán más elaboradas y el asesino siempre regresará. Esto último no implica la vuelta de la misma persona, sino la esencia del mal oculta bajo una perturbadora máscara. Una línea que se mantiene con el estreno de Scream que marca la quinta entrega de la franquicia.
Los planes de Scream comenzaron en 2011, con Wes Craven contratado para la realización de una quinta y sexta parte siempre que la cuarta entrega fuera exitosa y que los guiones ameritaran la realización. Aunque los proyectos nunca pudieron concretarse por el deceso del creativo en 2015, su legado permanece en las figuras de Sidney y Ghostface. La película nos lleva de vuelta a Woodsboro, el pueblo donde inició todo y que vuelve a ser atormentado por un asesino serial enmascarado. Estos sucesos motivan el regreso de Prescott, ahora convertida en una mujer madura y decidida a terminar de una vez por todas con la ola de violencia que ha marcado su vida.
Esta premisa tan familiar le ha llevado a ser considerada una más en la larga serie de remakequels –secuelas que fungen como remakes y viceversa, como Star Wars: El despertar de la Fuerza (2015), Terminator: Destino oscuro (2019) y Matrix resurrecciones (2021)– tan presentes en la industria contemporánea. También hay quienes piensan que será un filme de continuidad retroactiva como Halloween (2018), que alteró el canon de la saga al suprimir buena parte de sus predecesoras, apoyada además por el retorno de una Jamie Lee Curtis mayor. Tampoco descartemos que sea algo más, una posibilidad que se abrió cuando Courteney Cox, quien interpreta a la periodista Gale Riley, asegurara que “no es un reboot, no es un remake, es solo un nuevo lanzamiento. Creo que va a ser fantástico”.
Pero si hay algo que nos ha enseñado Scream a lo largo de sus más de 25 años es que lo menos importante son las etiquetas. Después de todo, éstas no son sino una oportunidad de tomar algo preestablecido para resquebrajarlo. ¿Te gustan las películas de terror? Demuéstralo e intenta descifrar la nueva identidad de Ghostface, si es que él no te atrapa primero.