En Yedá, el proyecto podría calificarse de "híbrido", explica Tilke: urbano y temporal, pero construido casi "desde cero" a partir de un antiguo parking.
Su empresa, que ha diseñado casi todos los circuitos más recientes, recibe encargos para futuros Grandes Premios, que "pueden pedir ir a una zona que quieren poner de relieve".
Se trata después de "estudiar el plano de la ciudad en Google Maps y sobre el terreno, para identificar un espacio lo suficientemente grande para instalar el paddock, y después encontrar en torno a él una pista interesante de cinco o seis kilómetros de longitud y de al menos 12 metros de anchura".
Los trabajos consisten en "volver a hacer la última capa de asfalto y, eventualmente, suprimir las isletas que separan los dos sentidos de circulación".
La limitación del terreno
En Arabia Saudita, diferentes estudios preliminares fueron realizados por el promotor del Mundial, Fórmula 1, antes de que la empresa se implicase en el proyecto a finales de 2020.
El emplazamiento, en un enclave junto al mar en la parte norte de la ciudad, ya había sido escogido, y el trazado imaginado.
"Trabajamos con la F1 para encontrar la pista ideal, primero de manera global y después en detalle", cuenta el hijo del célebre creador de circuitos Hermann Tilke.
Sobre un espacio "al 90%" virgen, "tenemos más flexibilidad pero siempre estamos limitados por el terreno: aquí, una lengua de tierra estrecha junto al Mar Rojo".

Sin calles que tomar ni inmuebles que esquivar, "eso nos permite tener combinaciones de curvas rápidas, lo que normalmente no es posible en ciudad", donde lo normal son ángulos de 90 grados.
Pero por otro lado, fue necesario "elevar la zona para instalar un sistema de drenaje, construir nuevas calles y modificar los desniveles", detalla Carsten Tilke.
Sea cual sea el emplazamiento, el pliego de condiciones no suele variar; "producir acción para los espectadores, buenas imágenes para la televisión, posibilidad de adelantamientos, y si es posible, estrategias diferentes".