Pero no es una iniciativa aislada. A finales de mayo la instancia mundial inició "un estudio de viabilidad" solicitado por la Federación Saudí, cercana al presidente de la FIFA Gianni Infantino.
El dirigente italo-suizo dijo estar abierto "a todo" en la reforma del calendario con el único propósito de luchar contra la desigualdad en el fútbol.
Una fase final cada año
El principal argumento de la FIFA es que organizar el Mundial cada dos años significa más ingresos a distribuir entre las federaciones, especialmente las africanas, asiáticas o sudamericanas, más dependientes del gran torneo que el próspero fútbol europeo.
Según Wenger, la idea sería tener la fase final de un torneo cada verano boreal a partir del curso 2025-2026, alternando Copas del Mundo y competiciones continentales como la Eurocopa y la Copa América, agrupando todas las clasificaciones en octubre o en octubre y marzo.
De esta forma, según el técnico francés, los jugadores internacionales reducirán los largos viajes y se beneficiarán de "al menos 25 días" de descanso tras sus competiciones de verano boreal.
Hostilidad en Europa
El presidente de la UEFA Aleksander Ceferin condenó esta propuesta a mediados de junio, juzgándola de "imposible" en una entrevista con la AFP, pero el debate ha resurgido esta semana.
Según Infantino se tomará "una decisión" antes de "finales de año".
El lunes Ceferin argumentó que aumentar la frecuencia del torneo, que se disputa cada cuatro años desde 1930 (1991 en competición femenina), "diluiría" la "joya" del fútbol mundial.
La Asociación Europea de Clubes (ECA) estimó que "no hay lugar" en el calendario actual para una fase final cada año, precisando que no ha recibido "ninguna propuesta" concreta de la FIFA para debatirlo.
Finalmente el Foro Mundial de las Ligas (WLF) prometió el miércoles "enfrentarse" a este proyecto que sirve "a los intereses cortoplacistas de la FIFA en detrimento de la economía del fútbol y la salud de los jugadores".