En el césped, la respuesta parecería un rotundo sí. Fue junto con Inglaterra la selección más regular, con cinco partidos ganados y sólo dos empatados –semifinal y final– que resolvió por la vía de los penales. Fue indudablemente la que mejor futbol mostró gracias a las habilidades de jugadores como Leonardo Spinazzola, Federico Chiesa, Lorenzo Insigne, Emerson Palmieri y Jorginho, destacando que este último se encuentra entre los grandes favoritos al Balón de Oro. Esto, hay que decirlo, sin sacrificar la eterna solidez defensiva con una durísima dupla central integrada por Giorgio Chiellini y Leonardo Bonucci, y con un titánico Gianluigi Donnarumma en la portería y que se creció en los momentos de mayor presión. Todos ellos encabezados por un Robert Mancini que dijo ciao al eterno catenaccio con un futbol alegre y ofensivo
Es un hecho que esta Italia está para cosas grandes, pero no nos precipitemos al momento de proclamarla como la próxima campeona del mundo. De inicio, porque la estadística no juega a su favor. Desde que se instauró la Euro en 1960, sus campeones sólo han llegado a la final de la Copa Mundial en cuatro ocasiones, de las que sólo han salido avante en dos de ellas: Alemania en Alemania 1974 y España en Sudáfrica 2010. Es decir, sólo un 13.33% de las ocasiones.
A esto se suma la durísima competencia que enfrentará en el máximo torneo de selecciones, empezando por una Inglaterra sedienta de revancha, pero también deseosa de mejorar su cuarta posición en Rusia 2018. Ni qué decir de Francia, cuya caída prematura en octavos debería ser una importantísima lección de humildad de cara a futuro y que hará todo lo posible por defender la corona obtenida en la última justa mundialista. Mención aparte para Alemania que iniciará un necesario recambio generacional bajo las órdenes de Hansi Flick, responsable de un sextete histórico con el Bayern München.
Ni qué decir de aquellas selecciones europeas que intentarán dar el paso decisivo empezando por España, que tratará de aprovechar la experiencia ganada por sus jóvenes –muchos de los cuales continuarán su maduración en los Juegos Olímpicos de Tokio– para demostrar que la victoria en 2010 fue más que una hazaña obtenida por su generación dorada. Aunque si de generaciones doradas se trata, Bélgica tratará de aprovechar la suya para superar la tercera posición de Rusia 2018 y dar un golpe de autoridad que deje muy en claro que su primera posición en el ranking FIFA no ha sido una casualidad. Y claro, otros equipos de alto calibre que lucharán por dar la sorpresa como Países Bajos, Dinamarca e incluso Portugal en la que seguramente será la última oportunidad de Cristiano Ronaldo por hacerse con la máxima gloria futbolística.
Y esto es sólo en Europa. Las dificultades aumentan si consideramos la durísima competencia proveniente del otro lado del mundo.