Cuentas pendientes
La película individual de Black Widow se sintió tardía desde su anuncio oficial en enero 2018, ya que parecía más sustentada en los deseos marvelitas de emular el éxito de Wonder Woman estrenada el año anterior, que en el esfuerzo por dar reconocimiento a uno de sus personajes cinematográficos más brillantes. A esto sumemos que la calendarización del estudio privaría a la espía de ser la primera superheroína en saltar a la pantalla de manera individual, un crédito que sería otorgado a Capitana Marvel en 2019.
Las sensaciones aumentaron con Avengers: Endgame estrenada el mismo 2019 y que marcó la sorpresiva muerte de Natasha Romanoff. La secuencia figura entre los momentos más trágicos de toda la Saga del Infinito, pero también entre los más entrañables por la transformación de un personaje solitario que incursionó en batallas superiores para limpiar su rojo historial y que terminó dándolo todo para garantizar la salvación de todo el universo y, no menos importante para ella, de su familia vengadora. Un arco que no le pide nada a los de Tony Stark y Steve Rogers y que como tal, parecía ser el cierre perfecto para la guerrera.
El problema es que no fue así, o al menos no del todo. Aunque Feige ha reiterado hasta el cansancio que los decesos ocurridos en Endgame fueron definitivos, la historia del cómic nos dice que nada, ni siquiera la propia muerte es para siempre. Y es que tal vez las tramas conduzcan a un fallecimiento, lo que no impide continuar la exploración de un personaje a través de diversas vías. Esto incluye poderes psíquicos como sucedió con Vision en WandaVision, las alteraciones temporales que permitieron el retorno de Loki o las precuelas como será el caso de Black Widow.
Los dos primeros ejemplos tal vez no sean tan graves al tratarse de nuevos personajes, es decir, si bien tiene la misma identidad no son realmente los mismos, ya que Vision es una proyección mental de Wanda y Loki no es el mismo que vivió el ataque de los elfos oscuros, el Ragnarok ni el inicio de las Guerras del Infinito. Más complejo es el caso de la Viuda, pues un filme ubicado en el pasado inmediato –se desarrolla después de Capitán América: Civil War– puede afectar la continuidad construida hasta ahora, dejar interrogantes e incluso huecos en Avengers: Infinity War y Endgame, y más grave aún, atentar contra el heroico legado de la espía. Problemas que tal vez se hubieran evitado si la guerrera hubiera protagonizado su aventura individual unos años antes.