El sentido de pertenencia, la representación simbólica que impregna los uniformes de las delegaciones olímpicas siempre juega un papel importante dentro del espectáculo que rodea las justas olímpicas, un espectáculo que tiene su cúspide en las inauguraciones y clausuras, eventos en los que los atletas portan esos colores, esos trajes que les otorgan un orgullo enorme, tan grande que rebasa sus sonrisas e inspira los saludos prolongados a las gradas. Y al terminar las competencias, esas prendas se convierten en viajes al pasado, recuerdos de un sueño olímpico cumplido, de una experiencia que muy pocas personas consiguen y que se convierte en el motor de muchos años invertidos.
En Tokio 2021, México vestirá un uniforme olímpico seleccionado por medio de una votación electrónica, dinámica implementada por el Comité Olímpico Mexicano y High Life , marca nacional encargada de crear las piezas.
El uniforme olímpico de México en Tokio 2021
Entre las tres opciones disponibles (charro, inspirado en la piedra del sol y artesanal oaxaqueño), la ganadora fue la que representa las confecciones oaxaqueñas, con los vivos artesanales bordados a mano por Tehuanas del Istmo de Tehuantepec. Sus colores y detalles reflejan la diversidad de la naturaleza en el sureste de México, está hecho con Dry-Fit, tecnología deportiva de primera calidad, con flujo de aire constante y un secado rápido. Se compone de un pantalón tipo jogger y un saco desestructurado, cómodo y elegante, ambos con un tono oscuro de azul como color predominante. Sobrios desde un perfil, coloridos desde otro.